El nombramiento de un "dictador"por parte del CGP, debería tener un fin concreto, en un momento concreto. El nombramiento con carácter institucional puede ser considerado como un medio de control del Poder Judicial por el Poder Político.
La situación actual de la red de juicios en relación con la actuación de los políticos y, el futuro actual de decisiones de los políticos, hacen dudar del fin, o propósito que el dictador nombrado, ha de tener.
No me parece adecuado que las resoluciones judiciales sobre las actuaciones de dudosa licitud estuvieran condicionadas a los mandatos de los políticos con intereses en las mismas. No parece adecuado nombrar juez a la parte a juzgar. Ser juez y parte no es moral ni ético.
He procurado hacerme con la información utilizada para tomar la decisión de crear la figura de "dictador". Y, para quien lo dude, anoto el término "dictador" en consideración con aquel del "mundo de Roma"
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