Partido por dos
Ya hay países americanos que tienen más reservas que deuda: son acreedores netos. Cambia la historia
“Antes, cuando el mundo tenía un resfriado América Latina (AL) sufría una pulmonía; ahora, cuando el mundo tiene una pulmonía, AL padece un resfriado”. Estas palabras de Germán Ríos, directivo de la Corporación Andina de Fomento, ilustran en buena parte las perspectivas económicas de la región, adelantadas por el World Economic Outlook del Fondo Monetario Internacional (FMI): AL crecerá este año y el próximo, pero por debajo del conjunto mundial. Sólo la eurozona, Japón y Rusia permanecerán más anémicas.
Partiendo del hecho de las diferencias entre países (unos, como Bolivia, Colombia, Paraguay, Ecuador..., muy dinámicos; otros, como Venezuela y Argentina, en recesión; algunos, en la media, como Chile, Perú o México, y Brasil, estancado) se debe matizar la realidad de que la zona está viviendo una “década dorada”, en concepto desarrollado por Enrique Iglesias, ex secretario general iberoamericano.
Desde el año 2004 hay tres etapas muy diferenciadas: la primera (2004-2008) es el verdadero “lustro dorado”, con un crecimiento medio del PIB regional por encima del 5% anual acumulativo. En la segunda etapa (2009-2013), ese crecimiento se redujo dos puntos, hasta alrededor del 3%. La tercera fase ha comenzado este año, en que AL crecerá tan sólo un 1,3%, con una importante revisión de los datos proporcionados hace seis y tres meses. La desaceleración es continua. En 2015, el PIB se incrementaría un 2,2%.
En esta rebaja cuenta mucho el menor estímulo exterior, con una fuerte caída de los precios de las materias primas que exporta la región (metales, alimentos, energía), un menor dinamismo de China (que importa esos artículos) y la retirada, poco a poco, de los estímulos monetarios por parte de Estados Unidos. Así, los países que han basado su crecimiento en estos puntos deben revisar su modelo de producción. Al llegar a este punto es cuando se desvelan las limitaciones de las economías de la zona: la escasa productividad de sus empresas, por ausencia de infraestructuras o tecnologías adecuadas y, sobre todo, por la lentitud en la aplicación de las llamadas reformas de segunda generación, entre las cuales sobresalen, también, la del capital humano (la educación), los impuestos (fiscal) y la economía sumergida.
Sería lastimoso que AL perdiese su oportunidad después de haber mejorado tanto en los últimos tiempos, con un manejo de la política macroeconómica excelente, sin problemas en un sistema financiero sólido y aburrido (sin arriesgar en productos de alta toxicidad), y con programas específicos contra la pobreza que han logrado sacar a 56 millones de ciudadanos de la vulnerabilidad más extrema. Además, hay países que han logrado remontar su historia más reciente atesorando más reservas de divisas que deuda: son acreedores netos.
Lo más significativo será confrontar los fríos balances macroeconómicos con las expectativas de esas clases medias que no quieren volver al agujero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario