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26 mar 2015

La locura de amar, no el amar con locura


Don Ramón



Estando el Marqués de Bradomín en Viana del Prior cazando como hacia todos los otoños, recibió una carta de Concha en la que le pedía que acudiera a ella en el Palacio de Brandeso pues moría.

Llegó el mayordomo por la noche con la carta y un caballo para ir ya en camino.

Anduvieron y llegaron a los molinos de Gundar y pararon allí pues llovía. Una mujer les abrió la puerta y les hizo pasar, allí se calentaron, comieron y bebieron un buen vino y partieron otra vez mas cuando empezaba de nuevo a llover, dándole antes la hija del molinero una hierbas que decía curar todo mal si se ponían debajo de la almohada.

Ya en palacio acudió a ver a la enferma Concha, que estaba pálida, fría y demacrada.

Prepararon la habitación para el Marques y decidieron pasar casi todo el tiempo juntos.

Concha estaba casada y tenia dos hijas, a pesar de ello ella estaba enamorada de Xavier, el Marques de Bradomín, primo suyo.

Xavier al igual que Concha la amaba con locura.

Pasaron largo tiempo hablando sobre sus vidas pues hacia ya tiempo que no recibían noticia uno del otro.

Ellos podrían haber estado juntos de no haber sido por que Xavier era un don Juan y le fue infiel a Concha, el orgullo mutuo hizo que se distanciaran.

Aquella noche durmieron juntos y a Xavier le penaba ver sufrir a Concha y a pesar de ello la tentaba con sus armas de seducción y le hacia caer en el abismo de un amor imposible y pecador.

Concha era débil y aunque se resignaba y a pesar de que ella lo deseara con locura siempre intentaba escapar por tal de no acometer pecador en su agónica vida.

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