Aprecio en las inteligencias que no hay deseo de aprender, y en los maestros, de enseñar.
Recomiendo la lectura en voz alta y en familia de la obra:
Historia de una maestra
Josefina Aldecoa
Sentir la esencia del Individuo Humano, sentir la necesidad de aprender y de enseñar, se hace despertando en uno tal necesidad y, con el ejemplo, despertar en nuestros padres e hijos la necesidad de aprender y enseñar.
Nuestros hijos no son los que tienen que aprender. Desde antes de concebir nuestros hijos hasta después de muertos nuestros padres, hemos de sentir esa maravillosa necesidad de comunicarnos, de aprender y enseñar.
Recojo un apunte de la obra para que sirva de estímulo de su lectura, discutida entre toda la familia.
A los pocos días circulaban por los dos pueblos los préstamos de libros de la Biblioteca regalada por las Misiones.
- Un milagro -repetíamos-. Aunque muchos se limiten a hojear los, es un milagro.
El milagro se convirtió en euforia cuando, al mes de su actuación en el pueblo, nos enviaron los misioneros el gramófono prometido con una selección de discos de música clásica, canciones regionales y cantos gregorianos.
Los domingos por la tarde, después del Rosario, venían muchos a la escuela a oír música. También organizamos charlas en torno a los libros y lecturas en voz alta para los que no podían leer los pasajes más difíciles. El milagro llegó a arrancar un comentario zumbón al Cura.
- A mi mientras no pongan la cultura a las horas del Rosario...
El día que nuestra hija cumplió dos años, a República había conseguido despertar en muchas inteligencias el deseo de aprender, y en los maestros, el deseo de enseñar con más pasión que nunca.
El sueño, nuestro sueño, parecía ampliarse en un horizonte de bienaventuranzas.
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