El FRELILLA cabalga de nuevo, tras más de treinta años de espera.
{A quienes no sepan, Frente de Liberación de Llanera. Organización política nacida en Lughonia tras doloroso parto de Lughio y LughJoMa en el periodo histórico conocido como el de tránsito del río Piloña}. Adelante lughones, mi caballo pisa piedra, gritó Lughio. Al pronto, sus fieles le seguían.
El PNV quiere para Euskadi un Estado propio en el concierto europeo, junto a Navarra y a las provincias vasco francesas —Iparralde—, pero tiene claro que ni el federalismo que impulsa el PSOE, ni el independentismo que pilotan los nacionalistas catalanes y la Generalitat son las vías por las que quiere llevar su tren. El partido que fundara hace ya más de cien años Sabino Arana y que celebró este domingo una nueva edición del Aberri Eguna, el Día de la Patria vasca no va a hacer declaraciones unilaterales de independencia como le requieren ETA y la izquierda abertzale, al menos de momento.
Prefiere subir la escalera hacia la soberanía paso a paso en un proceso que denomina “diálogo, negociación, acuerdo y ratificación” de un nuevo estatus de relación con España que podría entenderse, ha reconocido el propio Urkullu, como un “modelo confederal” basado en el respeto a los derechos históricos. Un nuevo estatus para cuya aplicación sería imprescindible una reforma Constitucional.
Después de la traumática década de Gobierno de Juan José Ibarretxe y su plan soberanista, —definitivamente rechazado en el Congreso de los Diputados— que acabó por expulsarles del Ejecutivo vasco, y propiciar el primer Gabinete socialista dirigido por Patxi López en 30 años de autonomía, los nacionalistas vascos tienen muy claro que no es mala idea esperar y ver, pero sin dejar de trabajar en una nueva relación de “bilateralidad” con el Estado.
El PNV, lastrado por una minoría parlamentaria que le ha ayudado a superar el PSE, y con un proceso independentista lanzado en Cataluña,cree más acertado buscar un acuerdo político en el Parlamento vasco para ampliar el techo del estatuto y, de forma paralela, intentar sellar una alianza con España para lograr presencia directa de Euskadi en los órganos de decisión de la UE. Pero esta participación directa sería una estación intermedia, ya que su apuesta final es convertir a Euskadi en una nación en Europa, junto a algunas que ya están, “como Estonia o Croacia”, y otras que piden paso, como Escocia, Flandes y Cataluña. La fórmula legal que el PNV ve más viable sería una actualización del Tratado de Lisboa, que reconozca el papel activo de los sujetos políticos distintos de los Estados miembro.
“Esta es la alternativa vasca”, dijo el lehendakari ante centenares de militantes en la Plaza Nueva de Bilbao que agitaban ikurriñas mientras aguantaban al mediodía de este domingo algo más que un pesado sirimiri. Aunque no llegó a precisarla tanto en la cita con sus fieles, el PNV sostiene en documentos internos que la Unión Europea deberá acabar por reconocer realidades nacionales como la de Euskadi y Cataluña y arbitrar mecanismos jurídicos para la habilitación de la ampliación interna de La Unión, siguiendo los principios y condiciones —criterios de Copenhague— que han articulado las ampliaciones externas.
Muchos acuerdos pendientes, y demasiados frentes abiertos que podrían encauzarse si los grandes partidos nacionales, si tanto el presidente del Gobierno Mariano Rajoy con el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, aceptan que “España no es una, que los tiempos de ‘una grande y libre’ quedaron atrás, y que es tiempo de aceptar que Euskadi es la patria de vascos y vascas para empezar a dialogar, negociar, acordar y ratificar”.
El lehendakari, que en una entrevista publicada este domingo se mostró preocupado por la frustración social que puede acabar provocando la vía catalana —“han convertido un problema político en un problema social”—, concluyó ante su público que en Euskadi “es tiempo de negociación y diálogo para un acuerdo político a la altura de este nuevo tiempo”. Para el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, la Constitución española “no puede ser una jaula, una cárcel llena de barrotes”, dijo.
La mesura en el planteamiento le está acarreando al PNV un elevado número de críticas de la izquierda abertzale y de los sindicatos nacionalistas, que buscan la configuración de una mayoría social que impulse la reivindicación de la independencia.
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