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8 mar 2015

España en proceso de balcánizacion, al igual que la Europa del Sur.


En el análisis del estado actual de España, ocupado el Gobierno en los problemas de su partido y el abandono de la propuesta independista/soberanista de Vasconia y Catalonia y, por supuesto, el abandono del progresivo aislamiento internacional, la anotación editorial de ABC escrita por Javier Reverte, opino que es oportuna, por supuesto, y acertada en su contenido y expresión.

El estado actual de los españoles mirando a otro lado la política, nos estamos hundiendo en el fango de la historia. Probablemente, nuestros hijos actuarán en el futuro con nosotros como nosotros lo estamos haciendo con España. No nos reprocharán lo que estamos haciendo sino que nos condenarán por cometer crímenes y cercenar su derecho a la Historia.



¿Nunca más?
ABC, Javier Reverte, 08-03-15
«Al concluir la II Guerra Mundial, el mundo quedó atónito y horrorizado al descubrir las imágenes del Holocausto desatado por un psicópata nacionalista alemán, Adolfo Hitler. Y tras los juicios de Nüremberg y la reconstrucción del continente, Europa lanzó un grito unánime: ‘‘¡Nunca más!’’. Pero en menos de cincuenta años los campos de concentración se abrían de nuevo en la ex Yugoslavia, las heridas mal cerradas sangraban y la barbarie campaba a sus anchas, como en las guerras medievales, por los campos europeos. Sólo en la ciudad de Srevrenica, cercada como Sarajevo, en julio de 1995, los radicales de Maladic y Karadzic ejecutaron a más de 8000 varones comprendidos entre los 15 y los 55 años, esto es: hombres en edad militar. La mayoría desarmados previamente, murieron de disparos en la nuca y con las muñecas esposadas a la espalda.

¿Y qué hizo Europa ante el horror bosnio?. Tomar posiciones diplomáticas. O, dicho de otro modo: tomar partido, contemplando el mapa del Este europeo con la misma mirada que pudieron hacerlo los dirigentes de 1914, sin ser capaces de adivinar la que se les venía entonces encima, ni más ni menos que la Gran Guerra. Croacia y Eslovenia proclamaron su independencia de la federación yugoslava en forma unilateral en 1991 y de ese modo comenzaron las Guerras Balcánicas. Y la primera respuesta europea a esa proclamación fue el reconocimiento inmediato de Croacia como nación por parte de Alemania, sin encomendarse ni a Dios ni a la UE.

Sarajevo se hubiera convertido en una Svrenica de no ser por Bill Clinton, el entonces presidente norteamericano, quien decidió la intervención de la OTAN y el comienzo de bombardeos selectivos sobre Belgrado para forzar a Servía a  pedir la paz. Y Europa respondió, como siempre, mirando los toros desde la barrera. Los acuerdos de Dayton de 1995 pusieron fin a la última gran carnicería del siglo XX. Y volvimos a escuchar el viejo grito: "¡Nunca más!.
¿De verdad nunca más?. Es curioso observar hasta que punto Vladimir Putin desprecia a la UE, sabedor de que es una organización indecisa, sin rumbo claro, preocupada tan sólo por problemas financieros y empeñada en caer una y otra vez en los mismos errores. Y es curioso hacer notar hasta que punto los europeos de Occidente confían en que, como casi siempre,  vendrá el gran amigo americano a sacarnos las castañas del fuego. 
[...]

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