Kubala y Ramona. En su memoría.
Conversación en mi memoria.
¡Ay Ramona, tú matar matarasme, pero yo morir moriré como un héroe.
¡Coño, Ramona, manquesme!. ¡Voy mazcate y luego quéxate!.
Quita paya, voy salir.
¡Si, pa dir a gastar les perres a Bartolo, eh!.
Non, d'aqui nun sales vivu, rediós.
Con seis años, en la tarde tarde de un día más de mi vuelta a casa desde el colegio, a la altura de la casa de Ramona, Kubala y sus muchos hijos, oí este quejido.
Me acerqué a la ventana que llegaba al suelo. Subí el peldaño y me cogí a la barra de hierro que la atravesaba a la altura de mis ojos. Allí, y ocupando toda la ventana, estaba el enorme culo de Ramona.
Con una escoba azotaba con cierta fuerza a Kubala, que debajo de la cama se guardaba, mientras se lamentaba de tan poca comprensión de Ramona con su borrachera. Al fin y al cabo, como la de casi todos los días.
Otros días veía a Kubala empujar a Ramona, que no respondía. Eran los menos días, pues era cuando Kubala no estaba borracho.
No sabia que Kubala y Ramona se maltrataban. ¿Que hubiera tenido que hacer?.
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