Cuando hablo con mi madre, le pido perdón por consentir que la alcaldía de Llanera sea tan vil y yo tan cobarde de consentir su vileza sin ejercer la violencia extrema en su contra.
No deseo ejercer la violencia. Sabes que mi única arma es la palabra y nunca la ejercí ni la ejercería con violencia coercitiva, sino persuasiva, o adaptativa.
Haré todo por mi parte para retirar el Cementerio de Lugo de Llanera de donde está.
He tomado la decisión de donar la finca la Llosa para construir el depósito histórico de los lughones; sus cenizas y su memoria.
Allí prometo llevar tu memoria y la de la familia.
Allí prometo llevar las cenizas de Padre. Allí las llevaré. Sí, prometo no descansar, ni descansarán los míos, hasta no reunir hasta la última brizna.
Allí, ante ellas, tocarán el suelo las cabezas de aquellos que han tenido el inconveniente de haber nacido sin que su madre supiera quien era su padre. Ellos sí no tendrán tiempo para vivir el inconveniente de haber muerto descabezados como se hace con los reptantes.
La Talanquera será abierta a la luz para gloria de los lughones. Llanera recobrará la Memoria de los suyos por los suyos. Llanera descubrirá a la Bárbara Roma que un día osó pisar sus tierras de caza y borrar la memoria del Pueblo que un día pensó poder aniquilar.
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