Baltasar Gracián
Nunca cargues con los necios.
Asociarse con los necios es un error de quien
no los conoce, y un grave error de quien
los conoce y no se separa de ellos. Son personas peligrosas para las relaciones superficiales, y muy dañinas para los negocios
que requieren confianza y discreción. Y
aunque durante un tiempo contengan su
resentimiento y la envidia de lo ajeno, más
temprano que tarde, hacen o dicen algo que
te hará daño. Piensa que si tardaron, fue
para hacerla más grande y perjudicial.
Quien no tiene prestigio, jamás podrá ayudar al prestigio ajeno. Son infelices e inconformes, y son un sobrepeso que lleva
quien carga al necio. La única cosa buena
que tiene un necio es que sus errores sirven de experiencia a los sabios, por haberlas
oído decir, o por haber sufrido el escarmiento de asociarse a ellos.
Viaja, que todo extranjero es
bienvenido. Haz como algunas naciones,
que buscando progresar se han separado
de los que les dieron origen, para lograr la
grandeza. La patria donde naciste es en
ocasiones un obstáculo para tu progreso,
pues los que comparten tu nacionalidad pueden tener envidia de ti, porque siendo su
compatriota, eres más culto y sabio. Y se
ocupan de destacar más las debilidades con
que comenzaste, que la grandeza que has
alcanzado. Hasta un alfiler puede hacerse importante al pasar de un mundo a otro, y un
vidrio puede despreciar al diamante, si se
muda adonde sea más útil. Todo lo extranjero es estimado, ya sea por el misterio que
lleva lo que vino de lejos, ya porque lo vemos
hecho y derecho, sin haber conocido las vicisitudes de su crecimiento. Hay gentes que fueron la burla de su país, y hoy son lo más honorable del mundo, logrando la admiración de las personas de su tierra y de los extranjeros, sólo por haberse trasladado. Nunca venerará bien la escultura a aquel que conoció el tronco muerto de donde salió. Aprende a viajar, a trasladarte, a trasplantarte.
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