Y mandole pasar mujer al lugar donde un hombre sentado tras mesa de despachar viandas, no mirándole a los ojos y, abriendo legajo donde desordenados papeles quedaron esparcidos por la mesa sin orden alguno, le dijo:" hay que ponerle un electrodo en el cerebro!. El hombre, de pié frente al objeto que decía palabras sin "significancia" (para no mostrarse tan non ex-rudo como aparentaba quien profería tales vocablos absurdos) alguna, apretaba nervioso los bordes de su chaqueta, temeroso de recibir exabruptos. Al pronto le dijo: ¿cómo dice?.
Y suerte que tiene porque ponerle un electrodo cuesta un pastón. Pero se lo arreglaré.
Se lo arreglará para usted. Algún beneficio sacará usted de la burrada que me pretende hacer.
Hace cuatro años me dice que este temblor, que tras decirme tal cosa es un tembloron, es debido a una malformación que nombró como Chiari el radiólogo, ya que ustedes no me dieron diagnóstico. A la cirugía de la dicha malformación me negué hasta tener otras opiniones médicas.
Entonces, ¿la cirugía de la malformación no era la solución?.
No, sus temblores son cerebrales no son producidos por la malformación. Se lo digo yo, que soy el "especialista en estas cosas".
Bueno, por lo que puedo entender, no se ha leído la supuesta motivación de mis reiteradas visitas a este hospital que, por cierto, he de recordarle, que usted no ha sido elegido por mi, sino que yo soy el elegido por usted para, parece ser, gastar un pastón que le corresponde "a lo público" y no a usted. O, en todo caso, le corresponde tanto a usted como a mi.
Dando la vuelta, se volvió y le espetó: aquí sólo me entrevisté con usted y, usted es el que me dijo que la cirugía era la indicada. Me complace apreciar su autocrítica reconociendo su ignorancia y, nula moral.
Abrió la puerta, salió, cerró y se dirigió a la salida sin antes ser interrogado por la señora que le había introducido en el habitáculo perverso: ¿cuándo tiene que volver?. Espero y deseo que nunca. ¡Adiós!, gracias por sus agracias.
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