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8 jul 2013

Pensaba


...

Salen [Macbeth y un criado].

Tú, un momento. ¿Me esperan esos hombres? 
Criado.- Sí, mi señor, a las puertas de palacio. 

Macbeth.- Tráelos ante mí. 

(Sale el criado)

Macbeth.- Ser rey no es nada sin estar a salvo.
Mi temor a Banquo se me clava hondo
y en su regio temple reina
lo que ha de temerse. Es muy audaz
y, además de ese ánimo intrépido,
la prudencia le guía su valor
para obrar sobre seguro. No hay nadie más que él a quien yo tema, y bajo él mi espíritu
se siente coartado, como dicen que lo estaba
el de Antonio por César. Increpó a las Fatídicas cuando me dieron el nombre de rey
y les mandó que le hablasen. Proféticamente, ellas le saludaron como padre de reyes.

Ciñeron mi cabeza con estéril corona
y me hicieron empuñar un cetro infecundo
que habrá de arrebatarme mano extraña,

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