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3 mar 2014

Doctor Serrats


¿Cómo saber si el encéfalo se encuentra en estado de "edema intersticial, venoso, o hidrocefálico?

Tomado el contenido craneal en su conjunto como unidad, el edema intersticial, venoso, o hidrocefálico se conoce como"HIDROCEFALIA"

Este diagnóstico se hace en base a signos indirectos de imagen: aumento de la talla ventricular. Sin embargo, no es fácil diferenciarlo del aumento de la talla ventricular secundaria a la pérdida de masa del parénquima, vulgarmente nombrada como "atrofia"

La hidrocefalia es consecuencia de un reducido flujo de drenaje del líquido cefalorraquideo en el Sistema de Vena Cava Superior.

Cuando esta reducción del flujo de drenaje de líquido cefalorraquideo es secundaria a un aumento de la presión venosa del Sistema de Cava Superior, el edema intersticial intracraneal recibe el nombre de "Pseudotumor Cerebral". En realidad, es el edema producido por la "asfixia"

Esta forma de edema es la causa primera de muerte por envejecimiento.

Como leía en los legajos, o historias clínicas, al comienzo de mi trabajo como "perro San Bernardo", esta causa de muerte recibía el nombre de "el último mal" y, en otras ocasiones, "parada cardiorespiratoria". Hoy, aún se sigue anotando como causa de muerte la "parada cardio respiratoria"

Con la llegada de la asistencia vital mecanizada, se sintió la necesidad de acudir a diagnosticar la causa de muerte aquella ofrecida por el "silencio eléctrico encefálico"

Existen medios para diagnosticar la hidrocefalia y el pseudotumor cerebral mediante el análisis de la información densitométrica tomada de la imagen de reconstrucción por cálculo como el TC y la RM. Existen desde los años ochenta, aunque la obstrusa actitud médica lo impide, negando con ella ofrecer el coñac del San Bernardo y, con ello, dejar morir al hombre perdido en el blanco frío de la muerte.

Diagnosticar este edema en las masas neoformadas como estrategia quirúrgica evitaría cometer la ignorante actitud de no hacer cirugía planificada. Este hecho produce dos hechos: reducir la probabilidad de éxito en la exéresis de la masa. Y, lesionar tejido encefálico no neoformado.

El no proceder a la cirugía tras una planificación estratégica de como acceder a la lesión y como sacar la lesión y la vía por la cual hacerlo con la mínima pérdida de "unidades de ejército"

Si en el ejército no se planifica la vía de acceso y salida de las unidades de combate, así como el suministro de material de guerra consumible y de refuerzo, la "panadera de Aljubarrota" actuará provocando la muerte de las fuerzas en retirada; el llamado "edema cerebral postcirugía" que mató a mi madre y sigue matando.

En esta hora quiero recordar al "Gran Estratega" que ha sido el Doctor Don Alberto Andrés Fernández Serrats, neurocirujano que invertía más tiempo en preparar la guerra y las batallas que en ejecutarlas.

Este hombre, este profesional de la Neurocirugía, ha sido injuriado por envidia y, aún hoy, no ha sido adecuadamente repuesta su figura en el trabajo médico.

El Doctor Serrats murió por asfixia un día que él sabía que iba a suceder. Le atormentaba la actitud de asfixia a la que estaba sometiendo un individuo humano y una institución  (con minúscula). No dejo de recordar como antes de irse a casa, a medio día, tomamos un café y me dio las razones por las que me pedía que dejara la excelencia en la que me encontraba y regresara al Ser. Antes de apoyar su mano derecha en mi hombro izquierdo, me dijo:"Vuelve. Me están asfixiando". Cuando regresé, ya no estaba él. La misma estrategia se siguió conmigo. Conmigo lo intentaron y, casualmente, no lo han conseguido.

A espada corta, un paso mas. Esta ha sido la primera recomendación que los míos, Augusto y Augusto José Manuel, me han dado. Aún no tenía 10 años de edad. Lo hicieron colocando las tres manos derechas sobre el Libro de las Leyes.

Así he prometido morir, con la mano diestra tirando de Durendal, mientras que con la izquierda asiendo el cinturón del que está suspendida.

La Durendal que al lado siniestro llevo es la Palabra que asío fuerte con la diestra. No es la violencia ni la injuria, armas que porto, aunque si combato sin tiempo, sino sentado a la puerta de mi casa contemplando pasar al peregrino.

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