Diez años de bulos desmontados
Los hechos recogidos en 100.000 folios del sumario destaparon la teoría de la conspiración
El País, María Fernández 10 MAR 2014
Que una década después se escriba un artículo sobre las mentiras propagadas a raíz de la matanza del 11M dice mucho de lo perverso del proceso. Los bulos, alimentados por el PP con ayuda de varios medios de comunicación encabezados por El Mundo y la Cope, se esparcieron como el gotelé: algunos siguen circulando por internet.
Las supuestas sospechas fueron desmontadas con la contundente sentencia basada en un sumario de más de 100.000 folios. Los bulos pretendían desviar el tiro hacia ETA bajo la falacia de que todo se había montado sobre pruebas falsas para ocultar el supuesto verdadero fin de los atentados: descabalgar al Gobierno de forma ilegítima con la complicidad del PSOE.
EL PRIMER BULO I "Todo apunta a ETA"
Cuando estallaron los trenes provocando el atentado más sangriento de la historia de España faltaban tres días para que se celebrasen elecciones generales. El Gobierno, entonces presidido por José María Aznar, no dudó desde el principio en asegurar que “todo apuntaba” a ETA, pese a evidencias policiales que hablaban de un ataque yihadista. Esa tesis la mantuvo los días posteriores a la matanza. Durante una década, algunos dirigentes del PP han dado crédito a informaciones que alimentaban la teoría de la conspiración. El sumario lo desmiente.
EL VENDEDOR DE HUMO I Confesiones de Trashorras
El exminero fue precisamente uno de los principales actores de esta trama malévola. Aunque ahora se arrepiente y ha asegurado a El Confidencial que implicó a ETA para “distraer y generar confusión”, y porque le “divertía”, llegó a asegurar que Jamal Ahmidan alias El Chino,responsable del núcleo operativo de los atentados, tenía contactos con la banda terrorista española. Era falso. Trashorras montó sobre mentiras su defensa en el juicio del 11-M aunque no le sirvió de nada. Fue condenado a más de 3.000 años de prisión.
LAS PRUEBAS I Mochilas que van y vienen
Para urdir la trama conspiratoria, el bulo de las mochilas fue uno de los estandartes. Según esta teoría, la mochila bomba que no había estallado en la estación de El Pozo y que dio pistas sobre los asesinos islamistas radicales era una prueba falsa. Esta afirmación se basaba en que los investigadores no habían detectado el explosivo dentro de la bolsa durante el registro de los trenes por pensar que se trataba de un objeto personal de alguna víctima.
LAS PRUEBAS I Las autopsias
El delirio de los conspiranoicos llevó a la defensa de varios procesados a plantear la nulidad de las autopsias practicadas a los cadáveres de los suicidas de Leganés. La sentencia lo explicó así: “Afirman que para ocultar lo realmente ocurrido -sea esto lo que sea, pues no lo dicen- no se han realizado autopsias o que estas no se han hecho conforme a norma, por lo que se desconoce realmente la causa de la muerte de los ocupantes del piso […]".
EL EXPLOSIVO I Era Goma 2 de la mina asturiana
El análisis final de los explosivos utilizados en los atentados del 11-M desmanteló algunas de las principales hipótesis de los promotores de las teorías de la conspiración para sembrar dudas sobre una implicación de ETA en la matanza. El informe final evidenciaba que tanto los restos de la dinamita que explotó como las muestra halladas en los escenarios relacionados con el 11-M eran de Goma 2 ECO, del mismo tipo que la robada en la mina de Asturias que fue vendida luego a los islamistas.
LA FURGONETA I ¿Llena o vacía?
Igual que con la mochila de El Pozo, otro de los bulos divulgados por El Mundo se basó en la supuesta aparición, por arte de magia, de unos detonadores que condujeron a los asesinos en la furgoneta Renault Kangoo robada en la que se desplazaron los terroristas hasta Alcalá de Henares. La inspección ocular inicial de los investigadores determinó que el vehículo estaba prácticamente vacío. Pero el inventario señaló hasta 61 objetos. Ambas afirmaciones se demostraron compatibles.
MATACUCARACHAS I El ácido bórico
Se llamó el “caso del ácido bórico” y vinculaba a ETA con miembros de la lucha yihadista. La polémica partió de un escueto informe de tres páginas firmado el 21 de marzo de 2005 por tres peritos de la Policía Científica que identificaba en el piso de Hassan el Saski, condenado a 15 años de prisión por los atentados, un kilo de una sustancia utilizada como matacucarachas. Era la misma que se encontró años antes en un registro de ETA. Pero la investigación judicial concluyó que el ácido bórico es un compuesto de uso doméstico que está en muchas viviendas, no una prueba de la vinculación de ambas organizaciones.
LAS PRUEBAS I El temporizador para lavadoras
El 20 de febrero de 2007, en pleno juicio, el abogado de uno de los acusados, Basel Ghalyoun, incluyó en el escrito de defensa la foto de un temporizador incautado a ETA que, según él, era idéntico a otro hallado en el registro de la vivienda de la calle de la Virgen del Coro, donde pernoctaban Ghalyoun, Fouad el Morabit y el suicida de Leganés Asrih Rifaat Anouar. Pese a todos sus intentos, no consiguió lo que se proponía: realmente el aparato era uno de los que habitualmente utilizaba el dueño del piso en su trabajo como técnico de electrodomésticos, concretamente para reparar lavadoras.
PISTA FALSA I La tarjeta de la Kangoo
El 3 de mayo de 2006, El Mundo publicaba el siguiente titular: “La furgoneta Kangoo del 11-M tenía una tarjeta del Grupo Mondragón en el salpicadero”. De nuevo aparecían los supuestos vínculos entre el atentado y el País Vasco con el absurdo argumento de que la tarjeta “tenía un número de teléfono fijo cuyo prefijo también llevaba al norte”. Obviando que el grupo empresarial Mondragón no tiene nada que ver con ETA, el supuesto hallazgo se convirtió en carnaza para la teoría de la conspiración. Pero las pruebas lo desmienten: la furgoneta solo albergaba una cinta de la Orquesta Mondragón.
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