Subir los impuestos al consumo y reducir los que gravan el empleo para ganar competitividad frente al exterior. Los expertos sugieren que en el largo plazo y cuando el sistema de pensiones se estabilice, se bajen entre tres y cuatro puntos las cotizaciones sociales, y para compensar la caída de recaudación se suba el tipo general del IVA del 21% al 23%. Esta rebaja se concentrará, sobre todo, en los empleos menos cualificados y con bajos salarios y pretenderá que las cuotas se adecúen a la remuneración percibida.
Asimismo, la bajada se acompañaría de una supresión de las bonificaciones salvo para colectivos muy definidos y ligaría directamente las cotizaciones realizadas durante toda la vida laboral con la cuantía de la pensión que se percibirá en el futuro, informa J. Tahiri.
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