A los que aún piensen que guardo algo para mi, tras haber despojado con violencia.
La mentira y el robo de estos individuos que forman parte del Gobierno del Estado del Reino de España, me empuja, casi implacablemente a adoptar posturas que nunca he podido comprender y contra las que he trabajado. Dejo anotado
Los principios de Nechayev, para disfrute de quienes no hayan tenido ya contacto alguno desde el siglo XIX.
El objetivo de cualquier hombre es trabajar en la defensa de sus intereses; este es el único fin del hombre. Por tanto, no existe ningún destino político, social ni moral, y ese principio lo llena todo. La satisfacción del propio yo está por encima del Estado. La sociedad sólo se une para la consecución de los intereses de cada individuo. Todo miembro de la sociedad tiene el inmediato control sobre ella. La socialización puede valerse de la fuerza, de la mentira, del asesinato o del robo en tanto no se ha impuesto y está todavía luchando. Cada miembro de la sociedad vigila de forma muy estrecha a los otros y los controla. Todos para uno y uno para todos: este es el principal principio. Si todos requieren de los demás servicios y no los devuelven, entonces se daría lugar al despotismo. Si uno pide los servicios de los demás con el único fin del bienestar propio, y no consagra todo su yo a la comunidad es un aristócrata, un déspota, un enemigo de la sociedad. El control social se ejerce a cada hora y a cada minuto. Todos somos espías, pero eso no es espionaje, ya que tiene una finalidad superior. En el peor de los casos, lo mejor es la revuelta y el asesinato, pues un fin superior justifica utilizar todos los medios que sean necesarios para alcanzarlo. Pero ante todo es necesario esforzarse por conseguir la absoluta igualdad.
Para eso, lo primero que hay que hacer es disminuir el nivel cultural de la propia ciencia y del talento de cada individuo. Nada le ha sido nunca tan útil al despotismo como la ciencia y el talento. Porque el alto nivel de la ciencia y la cultura sólo es asequible a las grandes mentes. Y las grandes mentes siempre hicieron del poder despotismo. Esta es la razón de porqué no queremos grandes mentes. Quizá se afirme que ese nivel alto sería deseable para todos. Sin embargo, la mayor parte de la gente es mediocre y, debido a sus limitaciones, jamás alcanzará a las grandes mentes. Es por esto por lo que hay que organizar la cultura para que se adapte a la capacidad de todos y no pretender dar con nada superior. Desde el mismo momento en que destaquen en un individuo aptitudes particularmente elevadas o importantes, será expulsado de la sociedad; si no existe lugar alguno al que enviarlo, entonces se le eliminará. A Cicerón le cortáremos la lengua; a Copérnico se la arrancaremos; y a Shakaspeare lo mataremos a pedradas. En mi opinión, tampoco son socialmente deseables hombres y mujeres demasiado guapos, o aquellos otros que destaquen por su fortaleza o cualquier otra característica relevante. De igual forma, tampoco son deseables aquellos que sean excesivamente tontos, ya que su existencia daría lugar al hecho de que los demás quieran estar por encima de ellos y, de esta forma, acabar implantando un sistema tiránico.
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