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14 feb 2015

El último palpito del Capital.



La Tecnología de la Información no ha de ser tratada jurídicamente de modo distinto al testo de lasTT. Se ha hecho y se hace en base a un desconocimiento de sus bases y, sobre manera por una propiedad: el tiempo de respuesta tiende a ser nulo y el espacio geográfico sobre el que se aplica tiende a no ser determinable, por lo que el Individuo Humano no tiene capacidad para comprender que"el ocultamiento de información" ya no es el instrumento de pode". La relación entre Oferta y Demanda (M) ya no está presente; no hay punto en común, o de intersección. No existe relación entre Oferta y Demanda. Ya no hay Mercado, ya no hay Capital. Ya no hay "caravanas ni pozos de agua ocultos".

¡Don Espíritu ha vencido a doña Cuaresma!

Obama tiende una mano a Silicon Valley tras el espionaje masivo

Directivos de las grandes compañías tecnológicas plantan al presidente de EE UU

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El presidente Barack Obama durante su intervención en la Universidad de Stanford. / EVAN VUCCI (AP)

Hace cuatro años, en su primera visita a la cuna de la innovación, Silicon Valley, Barack Obama estuvo arropado por los mismísimos Steve Jobs y Mark Zuckerberg. Ayer, el escenario fue muy diferente. Sólo Tim Cook, sucesor de Jobs y actual consejero delegado de Apple, atendió a la llamada de Obama, estrella invitada del congreso de ciberseguridad celebrado en la Universidad de Stanford, el centro privado más prestigioso de la Costa Oeste y de donde salieron algunas de las mentes más brillantes de Internet. Pero ni el creador de Facebook, ni los de Google, Yahoo o Twitter estuvieron presentes. Con estas ausencias, los líderes tecnológicos manifestaban su distancia con respecto a una Administración tras el escándalo de la Agencia Nacional de Seguridad y las revelaciones del exagente Edward Snowden que aumentaron las tensiones entre las empresas y el Gobierno. A ello se suman los crecientes ataques informáticos a empresas estadounidenses, que han puesto de manifiesto el difícil equilibrio entre la seguridad y la privacidad, y la reforma migratoria, uno de los ámbitos legislativos que el sector tecnológico seguía con más interés en Washington, que ha sabido a poco.

Tras una broma sobre su dependencia del ya caduco teléfono Blackberry, el rector de Stanford, John Hennessy, presentó a Obama. “Estoy siempre conectado, como vosotros, jóvenes. Pero no a cualquier precio”, arrancó el líder demócrata para presentar un decreto que mejorará el flujo de información entre las empresas tecnológicas y el Gobierno con el fin de evitar amenazas cibernéticas.

Este anuncio, del que aún se desconocen los detalles, llega poco después de los ataques a compañías como Sony, que la Casa Blanca atribuyó a Corea del Norte y que supuestamente habría sido en represalia por la película The Interview, la comedia que se burla del líder norcoreano, Kim Jong-un. Pero también está pensado contra el robo masivo de contraseñas de bancos, supermercados como Target o aseguradoras que esta semana vieron cómo se revelaban los datos de hasta 80 millones de clientes. “Tenemos que liderar la economía digital en todo el mundo. Los negocios online son un invento nuestro, pero no se pueden ver amenazados por descoordinación. Tenemos que trabajar juntos como nunca antes. Las mismas tecnologías que nos sirven para hacer el bien, pueden hacer mucho daño”, aseguró el presidente. “Solo hay una manera de defendernos, trabajar en equipo empresas y gobiernos”, subrayó Obama, sin quitar importancia al nivel de estos ataques, a los que comparó con el terrorismo tradicional. “No es una cuestión de demócratas o republicanos, de progresistas o conservadores, sino de Estado. Todos estamos en Internet”, remarcó.

Decreto para compartir información

Un flujo constante de ida y vuelta. Así es como la Casa Blanca entiende que debe ser la comunicación entre el sector privado y el público para evitar los ciberataques. El presidente de EE UU, Barack Obama, firmó ayer un decreto para alentar una mayor colaboración. Con ello, esquiva que se vote en el Congreso y gana tiempo a la espera de que se apruebe una ley más amplia. La orden ejecutiva busca promover el desarrollo de plataformas de intercambio de información —llamadas ISAO, por sus siglas en inglés— entre el Gobierno y las compañías tecnológicas.

No se concretó cómo funcionarán estas plataformas, pero se avanzó que pueden ser organizaciones sin ánimo de lucro, asociaciones o compañías individuales. De estos nuevos centros se espera que sean capaces de detectar puntos débiles, sin saltarse los compromisos de privacidad que requieren los consumidores, así como la libertad de expresión. El primer paso consistirá en la creación, por parte del Departamento de Seguridad Nacional, de unos estándares para envíos voluntarios de información de manera constante. “Esto hará la colaboración más segura, rápida y fácil. Y garantizará una mayor coordinación en el seno del sector privado para responder a amenazas cibernéticas”, argumenta la Casa Blanca. A cambio, las empresas tendrán más acceso a información clasificada de la Administración sobre amenazas de ciberseguridad.

Las prioridades del decreto se resumen en cinco puntos: proteger las infraestructuras del país, así como sus sistemas de información de ciberataques; mejorar la capacidad para identificar y avisar de posibles delitos digitales; buscar aliados más allá de EE UU que garanticen la privacidad en Internet; fortalecer las redes federales de modo que se tengan claros los objetivos de ataques; y, por último, trabajadores cualificados capaces de crear sistemas de verificación.

A pesar del escepticismo de estas empresas punteras, Obama mostró cómo cuando se ven en apuros recurren a ellos: “Incluso la ciudadanía nos pide que en casos como el de Sony, actuemos”. Antes de despedirse, bromeó en un pupitre de dimensiones muy reducidas al que renunció a sentarse para firmar el decreto.

A falta de saber cómo reaccionarán las empresas, sus asesores minimizaron las ausencias y se centraron en los planes de la Casa Blanca. Lisa Monaco, asesora de seguridad nacional y lucha antiterrorista, alertó contra el creciente número de ciberataques y contra unos daños que son, en sus palabras, “cada vez más masivos”. “Compartir información es prioritario, si no, no tendremos clara la amenaza a la que nos enfrentamos ni la forma de atajarla. Con colaboración podremos saber las herramientas que necesitamos para ello. Nuestras vidas dependen cada vez más de Internet”, dijo. Cook, un hombre de negocios que creció a la sombra de Steve Jobs, fue ajeno al ambiente hostil: “En Apple hacemos productos que cambian la vida de las personas. Pensamos que el país que ha hecho posible nuestro éxito es la tierra de las oportunidades para todos. Por eso cada vez hacemos más aparatos y componentes en EE UU. Pensamos que debemos dejar un mundo mejor que el que encontramos”. El directivo se basó en la idea de que dar seguridad a sus clientes es una prioridad para apoyar la iniciativa de Obama: “Nuestro hardware y software está cifrado. Nuestro modelo de negocio no se basa en vender vuestros datos personales, sino en vender productos a cambio de dinero. No damos ninguna información de nuestra navegación”. Eso sí, el ejecutivo no perdió ocasión para promocionar su sistema de pago con el móvil como ejemplo de forma innovadora de pago.

Cook jugó a visionario por un momento. “Imagino con deseo el día en que desaparezca la cartera, en que tengamos información digital de nuestro pasaporte, identidad, pagos y salud siempre con nosotros y de difícil acceso para los criminales”, fantaseó.

Durante la jornada se desgranaron los que serán los ejes del futuro de Internet, desde la detección temprana de errores a la necesidad de superar las actuales contraseñas, demasiado vulnerables. La apuesta pasa por un pasaporte biométrico o patrones basados en imágenes que caduquen y se renueven con cada sesión.

De este centro salieron los cerebros que montaron Google, Larry Page y Sergei Brin, también los que hace dos décadas, crearon Yahoo!, Jerry Yang y David Filo. Mucho antes, Bill Hewlett y David Packard, en los 40, sentaron las bases para los ordenadores como hoy se conocen. El caldo de la innovación se cuece en Stanford. Durante toda la jornada se remarcó una idea, que se repita nunca más esta situación, esta separación entre seguridad nacional y empresas privadas. Monaco insistió en la necesidad de atajar esta anomalía, al menos en el futuro: “No es un tema solo de grandes corporaciones, sino de todo, grandes y pequeños. Pero sobre todo, quiero que los alumnos de este centro, a los que se les pide que cambien el mundo, piensen en ayudar a su país, que trabajen con nosotros”.

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