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30 ene 2015

Unidades del Dolor




Unidades del Dolor.


El dolor forma parte de un conjunto de síntomas y de signos. Nunca ha de ser considerado aisladamente.

El dolor siempre tiene una causa, siempre. Otra cuestión bien distinta es saber cual es la causa.

El dolor siempre se acompaña del temor a que sea manifestación premonitoria de muerte o de tener que depender de otra persona. Quizá sea este último síntoma, el temor, o miedo al daño que otra persona te pueda hacer, la peor compañía del dolor.

Hay que tener presente que el Individuo Humano es depredador del Individuo Humano. El Humano es Nedecans, o Caníbal. El Humano es educable en no considerar al de su especie como "presa". Educado así es cuando se le nombra como "Homo Ludens".

Cuando un médico te refiere las consecuencias sobrevenidas por tu dependencia de otra persona; es decir, cuando el médico actúa para acrecentar el temor que acompaña tu dolor, no es médico.

En la historia del sanador se sitúa como primera medida sanatoria la de alejar el temor de aquel que padece dolor.

Cuando un ser que ha formado parte de ti se muere -no querido-, se entra en un periodo de temor que se le nombra como "luto", en el cual el temor inunda la vida del que sobrevive. No es que "sienta" el que se muriera él, sino que siente que no "le acompaña" y, sobre todo, que "no le haya contagiado" el morir.

Con el tiempo de dolor el temor se acrecienta. 

Al dolor se responde con la que se dice "reacción de adaptación", o "reacción orgánica a la agresión" que puede ser dividida en tres niveles: muscular, cardiovascular, endocrina y metabólica. Cada uno de estos niveles puede ser observado por el dolor que produce, así como el "temor" del que se acompaña.

La manifestación del estado de dolor se responde con la que se dice "reacción de adaptación social -desde la familia a la Sociedad", entre las que, en mi opinión, es destacable la "reacción de adaptación del médico en particular y, en general, del sanitario" y, también, la "reacción de adaptación laboral y de adaptación de protección social"

El "dolor" no se ha de tratar. Se ha de tratar la "persona" con dolor. Y, por ello, hacer tratamiento del dolor y de la reacción de adaptación al dolor.

En cuanto al tratamiento específico del dolor se ha de hacer siempre de la causa -física- que lo desencadena. Cuando se es sabedor de la causa física se trata el dolor mientras se trata la causa que lo produce y, siempre, definiendo como diagnosticar la progresión de la causa una vez que no se tiene el dolor como fuente de diagnóstico de la evolución de la causa que lo motiva.

Es, cada vez más habitual, el diagnosticar la causa como "idiopática", o de causa no conocida e, incluso, referir que la causa es "reumática"; es decir, de causa no conocida.

Por otro lado, también se hace un falso tratamiento del dolor como es el de hacer uso de fármacos que actúan reduciendo la sensibilidad al dolor o, como se les dice, "subiendo el umbral del dolor". Manifestación de esta acción es la anestesia y la cirugía de las vías nerviosas del dolor.

De igual modo y manera se hace uso de los fármacos anti-depresivos para tratar el sufrimiento, o respuesta del estado de ánimo al dolor. Hecho este que le introduce en el ámbito cultural de hacer equivalente el estado de ánimo al de enfermedad psiquiátrica "ansiedad/depresión y, la reacción de adaptación social de considerarla "enajenada, o sin capacidad de crítica y de participación social.

El uso de fármacos antidepresivos y ansíolíticos para el tratamiento de las reacciones de adaptación al dolor y al medio social, se encuentra en uso ordinario, no sólo por los médicos, sino por los pacientes que se automedican espoleados por la "propaganda" en televisión y otros medios de difusión de "anuncios comerciales".


Cuando se propuso "el tratamiento específico del dolor" en los hospitales lo fue por la presión de las empresas comercializadoras de fármacos y de instrumentos mecánicos y eléctricos para tratar el dolor, no considerando el tratamiento de la "persona con dolor". Las circunstancias que se daban en aquellos años ochenta del pasado siglo eran las de aumentar la cantidad de vida de las personas con cáncer, lo cual hacia persistir el dolor. El aumento del trabajo médico del oncólogo redujo el tiempo necesario para asistir del dolor a sus pacientes, motivando que otros médicos se ocuparán específicamente de tal tarea, siendo así como se iniciaron las "Unidades del Dolor" formadas por médicos en el dominio, no del tratamiento de la persona con dolor, sino de las diferentes técnicas -farmacológicas y mecánicas- utilizadas. Lo habitual es que de las técnicas farmacológicas se encargue los médicos "anestesiólogos" y de las mecánicas los "neurocirujanos". De los trastornos del ánimo los "psiquiatras" y "psicólogos". De los trastornos adaptativos sociales en general y, en particular de los laborales, "abogados"

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