España no es el resultado de la agregación de territorios habitables por seres humanos que, por su aislamiento, han evolucionado hacia distintas especies. No es lo que ha hecho posible y singular a las Islas del Occidente de Perú y cuya descripción ha dado lugar al libro de Charles Darwin, "El Origen de las Especies".
No tengo información que esta concepción fuera la que llevará al concepto de Comunidad Histórica, por parte de los ignotos emisarios de tal mensaje.
Si exceptuamos a Lughonia y, en particular, a Llanera, no hay más singularidad histórica en los diferentes hábitats humanos de la renombrada Península Ibérica
Cuando en pleno periodo de transición política española en tiempos modernísimos, fundé el partido político FRELILLA (Frente de Liberación de Llanera), lo hice en la oportunidad de dar respuesta, con las mismas bases, a la pretendida transformación de la provincia de Soria en territorio Autónomo, en base a su historia de resistencia numantina frente al agresor Romano. Como nosotros, los Lughones, nos opusimos a ser sometidos al yugo romano por más de diez años, más que los Numantinos, entendí que mi pueblo debiera ser autónomo políticamente, ya que socialmente lo era y lo sigue siendo, a pesar de querer imponernos otro nombre y lugar: Lucus Asturum. A pesar de llevar consigo el afamado geógrafo Ptolomeo, yerno del César Imperator.
Pues no, al final, los lughones decidimos: estaros ahí, ¡coño!. Y los dejamos cohabitar: ellos en el páramo y nosotros en la montaña, conviviendo con Lugh, la Luz, o Conocimiento. Más tarde, los romanos trajeron otro dios y nombraron nuestro Monte Sagrado como Santo Firme. Santo por ser Sagrado y Firme porque ¡de allí no nos movía ni dios!
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