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11 mar 2014

La Mentira, es propiedad, no máscara.


La Mentira
Andrés Flores Colombino, 2011

Una de las definiciones más antiguas de la mentira es ‘la alteración intencional de la verdad’. Pero según dice Porot en su Diccionario de Psiquiatría, hay categorías de mentiras que tienen una raíz patológica que no se oponen a la verdad, sino a la sinceridad. Se puede ser sincero, pero al mismo tiempo mentir.

La mentira es sinónima de engaño, falacia, falsedad, patraña, farsa, embuste o mentira disfrazada de verdad al igual que la patraña o cuento del tío y la engañifa o la engañapichanga. Para embaucar ya se debe engatusar a un inocente. De hecho, se trata de una transgresión de las más frecuentes cometidas en la vida diaria, fuente de malentendidos, errores, conflictos interpersonales y sociales de diferente magnitud. La Ley prevé el delito de difamación e injurias, en que el acusado ha cometido murmuración, difusión maliciosa de noticias que perjudican a algo o alguien, maledicencia, infamia, con el objeto de denigrar o desprestigiar, deshonrar, ofender, agraviar, perjudicar, desacreditar, dar mala fama, todo en base a la mentira o a la verdad a medias la mayoría de las veces. Hay, pues, muchas formas de mentir. También el ́falso testimonio’ cuando la persona miente o falsea la verdad en sus declaraciones sobre hechos que debería conocer a cabalidad.

TIPOS DE MENTIRA
En estos casos, la mentira es integral o utilitaria, porque obtiene un beneficio para quien la dice, y generalmente provoca un perjuicio a la otra parte o a quien afecte el alejamiento de la verdad. El vendedor tiene fama de mentiroso, engañador, falsario, sobre todo el revendedor de autos usados quien hace de la patraña su método para colocar sus productos, pues exagera en su beneficio las bondades, o disimula los defectos de los mismos. Los que usan de camelos para diferentes fines, usan el disimulo, la doblez y la mentira para engatusar, seducir, y simplemente confundir o inducir a creer sus falsedades. También el abogado cuando defiende al culpable confeso y le dice que niegue la verdad e instruye al acusado sobre lo que debe contestar al interrogatorio de un juez para demostrar una inocencia mentirosa. El buen abogado –que los hay mayoritariamente- solo defiende los derechos de sus defendidos, pero no miente ni instruye para la mentira.

Por muchos siglos todos los varones fuimos acusados de mentirosos por engañar a nuestras mujeres o parejas. Recuerdo que una paciente me decía: “Y... mi marido es normal, por eso debe tener alguna aventura por allí... pero mientras yo no me entere...; a mi me dice que se porta bien”. Piensa que el marido debe engañarla con otra mujer, pero que le miente para no herirla. El macho no alardea de sus conquistas, dice. Este prejuicio ha cambiado, pero subsisten rezagos. La infidelidad ya no es sólo masculina –nunca lo fue- y se basa en la mentira serial.

SINCERIDAD Y VERDAD
La mentira de los y las infieles está en el fundamento de una relación de amantes. Todo el vínculo se oculta al entorno social y genera una situación en que la ‘doble vida’ es posible mientras dure el engaño y la simulación. Ha surgido recientemente un nuevo término para los que confiesan a sus acongojados cónyuges que les han mentido: la palabra es ‘sincericidio’. Acto de sinceridad que culmina en un drama, una ruptura o una tragedia. A veces, termina con una reestructuración beneficiosa de ...


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