El catecismo revolucionario
El libro maldito de la Anarquía.
Por Bakunin & Nechayev.
Notas y epistolario por Dostoievski
Uno de los manifiestos más polémicos y violentos de toda la historia.
Sus enemigos fueron Marx, Engels, el zar de Rusia y los servicios secretos y policiales de todo el mundo desde su publicación en 1869.
La Felguera Editores
Junio, 2014
ISBN: 978-84-942187-2-9
Nota.- El contenido de esta obra puede ser distribuido, copiado y comunicado libremente, siempre y cuando su uso no sea comercial. Se prohíbe la obra derivada. Para cualquier otro uso o finalidad, se requerirá expresa autorización editorial.
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El pensamiento del príncipe.
Un nuevo pensamiento, que no proviene del derecho anglosajón, ni de la democracia, ni tampoco del sistema igualatorio propio de los franceses (el mundo romántico). Ese nuevo pensamiento es la fraternidad natural. El zar a la cabeza de los siervos y libres (Apóstol Pablo). Porque el pueblo ruso nunca jamás se levantará contra los zares. El pueblo siente al zar como la personificación de su alma y espíritu. Las rebeliones sólo fueron posibles porque existían clases sociales, pero con la emancipación de los siervos se acabó todo eso, y ya no hay clases.
Rusia no es una república, ni un jacobinismo, ni un comunismo (esto no lo comprenderán nunca los extranjeros ni nuestros extranjeros rusos). Rusia no es más que la forma corpórea de esa ortodoxia en que viven los campesinos, un reino del Apocalipsis y del milenarismo. Rusia es la oponente de Roma (pues su Cristo ha aceptado ese reino terrenal que, en cambio, rechazó cuando estaba en pleno desierto). La total subyugación a Europa y su civilización son las últimas maldiciones de la reforma de Pedro. La guillotina (socialismo, comunismo) sobrevivirá, pero nosotros aprenderemos a comprender, no sólo de forma superficial, sino gracias a la razón, y de esta forma destruiremos los caminos de Europa, esos caminos que se nos han subido a la cabeza. Gracias a la acción de nosotros, los del Este, alcanzaremos esa inmensa idea que es Rusia, cuya realización aún no ha podido conocer el mundo, todo el planeta, para disolver las masas europeas y reavivar el planeta. Europa vendrá a nosotros, a nuestro orden del mundo, y esas partes que permanecen en ella muertas, que están condenadas a perecer, nos servirán de material etnográfico. Traeremos al mundo lo que podamos dar, pues lo único que hace falta es la ortodoxia, la aplicación del verdadero y literal Evangelio de Cristo, y una completa renovación moral. Nosotros crearemos el primer paraíso del reino del milenio, y de entre nosotros saldrán los nuevos Enoc y Elías para gloria de todas las naciones.
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