ARTE ASTURIANO
José Manuel Pita Andrade
San Salvador de Priesca
Se encuentra a ocho kilómetros al Este de Villaviciosa. Dentro de su simplicidad y modestia contribuye a ratificar los rasgos que apuntábamos en el arte de la época de Alfonso III. Por desgracia padeció durante la guerra civil, perdiéndose entonces su primitiva cubierta de madera. Pero cuando con este motivo fue restaurada fueron descubiertos restos de pinturas que lo valorizan.
Tiene tres naves con tres tramos, cabecera tripartita abovedada y pórtico embebido dentro de los muros que cierran toda la parte antigua del edificio formando un rectángulo. A ambos lados del tramo correspondiente al crucero debían existir sendas piezas. Al efectuarse la restauración se rehizo un pórtico lateral que perturba la contemplación del conjunto.
En Priesca la anchura de la nave central y, por tanto, de la capilla mayor, nos recuerdan las proporciones de Santullano. También en este templo tenemos una habitación con comunicación solo al exterior mediante una ventana con dos huecos separados por un pilarcilloen forma de parteluz. Las tres capillas tienen ventanas que se cerraron con celosías; una de las conservadas se relaciona con la que decora el iconostasis; una de las conservadas se relaciona con la que decora el iconostasis de Santa Cristina de Lena. También las hubo en los grandes huecos que iluminan la nave central; las que se ven hoy son modernas. En la capilla mayor existen arquerías ciegas que recuerdan el sistema de Santullano y que sirven de nexo con las de los primeros templos románicos de Asturias.
Las relaciones con Valdediós pueden verse de un modo inmediato en los capiteles de las capillas. Tienen hojas alargadas, lanceoladas, con los nervios muy acusados, mientras que en los cimacios se desarrollan motivos en forma de "8" y otros pormenores que hallábamos en el "conventin". Las molduras de los pilares también recuerdan las de aquél.
La fecha constaba en una inscripción de uno de los pilares, el del lado sur, próximo al testero. En ella se leía: "N ERA DCCCCLAVIIIA/SAGRADUM EST / TEMPLUM SANCTI / SALVATORIS." Se perdió cuando fue restaurada hacia 1920. Gracias a ella tenemos una referencia cronológica importante, el año 921, para enlazar el arte asturiano y el románico.
Los pocos restos de pintura permiten reconocer escenas historiadas; hay claras huellas de algunas figuras. Una de ellas, en el muro sur de la nave central, nos trae a la memoria la que vimos en San Niguel de Lillo. Otros fragmentos tienen valor exclusivamente ornamental: grecas y ciertos motivos en las bóvedas que se relacionan con los casetones de Santullano.
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