San Salvador de Valdediós
ARTE ASTURIANO
José Manuel Pita Andrade
EL ARTE ASTURIANO EN LA ÉPOCA MOZÁRABE
San Salvador de Valdediós
Cuando Alfonso el Magno fue depuesto por sus hijos se refugió en un lugar retirado que se localiza al fondo del valle donde se alza Villaviciosa. Los documentos llaman Boides a este sitio y en él el rey edificó palacios y una iglesia dedicada a San Salvador. Se conserva como excepcional testimonio de la fundación del templo una lápida cuyo texto aparece lleno de sentido poético. Vale la pena transcribirlo utilizando la traducción de D. Manuel Gómez Moreno: "+ Tu generosa piedad, oh Cristo Dios, resplandezca doquiera; pues salva muchas veces a los impíos tu generosa piedad. Confiénsala los hombres y te aplauden incesantemente las multitudes; porque vivificas lo muerto confiésanlo los hombres. Seas amparador del mísero ; asistas por tus méritos al bueno; con la clemencia en que sobresales sé Tú amparador del mísero. A mi mismo, en verdad, crueles me atenazan las caídas mortales del alma, y me hieren las culpas a mi mismo en verdad, crueles. Resplandezca ahora, clemente, tu fructuosa gracia; lo que levanta al derribado resplandezca ahora. Tu piedad nos asista, amparándonos en cuerpo a todos, y salvandonos en espíritu tu piedad nos asista. + Fue consagrado este templo por siete obispos, Rudesindo de Dumio, Nausti de Coimbra, Sisnando de Iria, Ranulfo de Astorga, Argimiro de Lamego, Reccaredo de Lugo, Ellecane de Zaragoza, en la era DCCCCXXXI, el día de las kalendas de octubre."
Esta lápida nos sitúa, por tanto, en el año 893 y documenta un templo donde hallamos la más perfecta síntesis de todas las experiencias registradas hasta ahora. La iglesia de Boides, que los asturianos llaman familiarmente "el conventin", resume los ideales que dieron vida a Santullano y a San Miguel de Lillo. Con sus reducidas proporciones (puestas de manifiesto por la presencia, a muy pocos metros, del monasterio del siglo XII) se caracteriza además por los pormenores ornamentales que indican precoces mozarabismos.
San Salvador de Valdediós tiene tres naves con cabecera tripartita; la capilla mayor, de proporciones cuadradas (las laterales tienen planta rectangular), destaca al exterior al ser más profunda. La separación de las naves se hace mediante pilares como en Santullano; pero aquí todo el brazo mayor está abovedado con cañones normales al eje. Faltan, sin embargo, los arcos fajones que tanto carácter daban a Santa María de Naranco. El edificio se caracteriza por las angostas proporciones de sus naves que tienen una altura desmedida, contrastando, sobre todo la que ofrece la nave central en relación con las laterales. A los pies del templo hay un pórtico con habitaciones a los lados, dispuestas de modo semejante a las que vimos en Bendones, pero mucho más pequeñas. Sobre el pórtico se alza una tribuna parecida a la de San Miguel de Lillo. El crucero no existe, pero el último tramo de la nave central quedaba aislado con unos canceles que atestiguan la existencia de iconostasis y cuyas huellas subsisten en los pilares. A la altura de este último tramo se adosó en la nave de la Epístola una pequeña capilla de planta rectangular. Exteriormente el templo tiene contrafuertes dispuestos sin un claro sentido funcional.
En lo decorativo la iglesia de Alfonso III nos ofrece un depurado sentido de la ornamentación, particularmente en las ventanas y en los capiteles. En aquellas y en estos predominan los influjos musulmanes que pudieron llegar, como se dijo antes, con los repobladores mozárabes. Don Manuel Gómez Moreno comparo los adornos de la puerta de San Esteban de la mezquita de Córdoba con los capiteles del pórtico lateral . En las ventanas que iluminan la capilla mayor y la habitación que se alza sobre ella hay dinteles decorados con arquillos de de herradura y enmarcados con el alfiz; su organización se ha relacionado por el mismo Gómez Moreno con la de la ventana, seguramente anterior, de San Ginés de Toledo, que pasó al Museo Arqueológico Nacional. Otros huecos de la nave mayor tenían decoración semejante, pero la mayor parte fueron repicados para ampliarlos.
En el pórtico lateral son bellísimas dos celosías con motivos de lazo y tallos que se desarrollan simétricamente en torno a un eje. Su labra y la de los capiteles que existen en esta parte del templo confirman el refinamiento que distingue la obra del segundo maestro de Valdediós, es decir, el autor de este pórtico.
Las pinturas murales de Valdediós tenían gramos importancia. Después de San Miguel de Lillo hallamos aquí un amplio repertorio de motivos que suponen la aceptación, pero a la vez el enriquecimiento, de las composiciones de la época de Alfonso el Casto. Se prescinde de los edificios que sugerían en Santullano el recuerdo de las pinturas pompeyanas y hay en cambio mozarabismos. En el fondo de la capilla mayor destacan tres cruces ; la central parece reproducir la de los Ángeles. En otras partes hallamos el Crismón el alfa y el omega. Estas cruces, igual que en el templo ovetense, se repiten en el muro occidental. Schlunk observó su vinculación iconográfica con las del Gólgota.
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