Inteligencia Artificial
Antonio Garrigues Walker
ABC, 0001-08-15
Stephen Hawking ha planteado esta confrontación en términos dramáticos: "La inteligencia artificial puede suponer el fin de la humanidad". Según este científico, los sistemas avanzados de inteligencia artificial tendrán la capacidad de "tomar el control de los mismos, rediseñándose a un ritmo que aumentará cada vez más", un ritmo que "los humanos, limitados por su evolución biológica, no podrán seguir, y serán superados".
Ray Kurzweil -para algunos, un visionario narcisista, y para Bill Gates, "el mejor predictor del futuro de la inteligencia artificial"- tiene una visión más optimista sobre el futuro de la raza hunana, aunque acepta que en 2029 los computadores alcanzarán nuestro nivel de inteligencia, pero nantiebe que lograremos superar el proceso de envejecimiento y aspirar a una vida sin límite temporal, aunque sea conectados a un computador. Por de pronto ingiere cada dia 150 pastillas diferentes y se inyecta un coctel de vitaminas, suplementos alimenticios y sustancias químicas.
Entre estas dos posturas hay opiniones de todo género y oara todos los gustos. El Wall Street Journal reunió recientemente a varios expertos para debatir estos temas. Un directivo de IBM, Guruduth Banavar, cree que el "peligriso" conflicto entre máquinas y seres humanos es un conflicto falso alimentado por las películas y lss novelas de ciencia ficción y que lo que ha mejorado y va a seguir haciéndolo es la colaboración entre ambos y que esa sinergia ha dado lugar ya a avances espectaculares y seguirá gaciéndolo en el futuro. Las máquinas aportarán lo que no oueden a los potenciales peligros e la inteligencia hacer los humanos- y en concreto el manejo de datos masivos, los "bigdata"- y los humanos aquello para lo que las máquinas no están capacitadas, como la formulación de oreguntas y los razonamientos lógicos.
Jean Tallin -creador de un "centro sobre el riesgo existencial y el futuro de la vida"- es más sensible a los potenciales peligros de la inteligencia artificial y aconseja que se adopten desde ya las debidas precauciones para que las máquinas no estén en condiciones de tomar por sí mismas -como ya ha sucedido en el mundo financiero y en el médico- decisiones irresponsables. "Es importante -afirma- que mantengamos un cierto control sobre la posición de lis átomos en nuestro universo y no cederlo inadvertidamente al mundo de la inteligencia artificial".
Paul Saffo, profesor de Stanford y también de la Singularity University (Universidad de la Singularidad) que fue fundada pir Ray Kurzweil, afirna que las máquinas que hacen todo mejor que nosotros. Añade que el problena no es ; por lo tanto, si habrá o no inteligencia artificial, sino cuál será el lugar que ocuparán lis seres humanos en un mundo csda vez más influenciado y dirigido por máquinas.
Siguiendo en esta línea, la revista Edge preguntó a varios expertos si las máquinas podrían llegar a pensar, y las reacciones están llenas de interés: el físico y premio Nobel Frank Wilczek lo ve como uba podibilidad remota pero asumible, y afirna que "conforne avanza la neurociencia molecular y los ordenadores reproducen cada vez mas los comportamuentos que denominamos "inteligentes" en humanos, esa hipótesis parece cada vez más verosímil". El astrofísico John Mather coincide con Wilczek y afirma que "hasta ajora no hemos encontrado ningubanley general que impida el desarrollo de la inteligencia artificial, así que veo que será una realidad y bastante pronyo", teniendo en cuenta las ingentes inversiones que se están realizando. Por el contrsrio, el filósogo Daniel Dennett considera esta posibilidad una leyenda urbana y afirma que el peligro no está en que existan máquinas más inteligentes que nosotros, sino en la cesión de nuestra autoridad a máquinas estúpidas e irresponsables, que es justamente lo que estamos haciendo.
¿Cómo penetrar en este debate? ¿Cómo orientarse ante tanta complejidad? Además de renunciar a cualquier tentación dogmática, sería útil tener en cuenta las siguientes ideas básicas, que son también enteramente discutibles y necesitan ser discutidas.
- Los seres humanos se han adaptado y se seguirán adaptando con naturalidad y sin excesivos problemas todos los cambios tecnológicos y científicos que se produzcan. De hecho, ya se hannproducido cambios (el avión, la imprenta, la luz eléctrica, entre ellos) más esenciales, en términos de situación cultural, que los que estamos viviendo en la actualidad. Es cierto que el proceso se ha acelerado y se va a seguir acelerando de forma signigicativa, pero si pensamos en las transformaciones tecnocientíficas de los últimos veinticinco años nos asombraremos de que la condición humana se haya mantenido intacta, y, por lo tanto, es perfectamente asumible que suceda lo mismo en el futuro. ¿Es esto así o nos enfrentamos a un cambio mucho más esencial y transformador que los anteriores?
- La diferencia entre máquinas y seres humanos podría
Siguiendo en residir fundamentalmente en el terreno de las emociones y los sentimientos, y la pregunta inevitable es si las máquinas podrán llegar a tenerlos. En ese terreno no hay duda de que las máquinas podrán crecer asombrosamente en inteligencia, pero la idea de que algún día pudieran también tener emociones (miedo, alegría, celos, amor, envidia, vanidad, etc...) resulta para una mayoría de científicos inasumible, aunque haya también excepciones a esta posición. Para muchos expertos la evolución y la sinergia de la nanotecnología y la biotecnología podrían lograr que los átomos de un robot pudieran funcionar de tal forma que pudieran lugar a emociones auténticas. Nuestro médico Pedro Gsrvía Barreno afirna, en este sentifo, que "la apropiación exclusiva por la especie humana ee las emociones es un acto de soberbia".
- Lo que parece claro es que edte tema eequiere trstamiento multidimensional y multicultural. Como decía Karl Popper, "los problemas pueden atravesar los límites de cualquier disciplina. Somos edtudiosos de problemas, no de didciplinas". Lo primero que tenrmos que hacer es conocer a fondo -y el desconocimuento real es prácticamente absoluto- lo que está sucediendo en el mundo denla ciencia y la tecnología, incluyendo sus propias inquietudes y dilemas. Y después de ello habrá que organizar debates sobre la inteligencia artificial, y otros muchos debates derivados, en los que, juntamente con los científicos, participen filósofos, sociólogos, juristas, economistas, políticos y representantes del mundo de cultural y de las profesiones liberales, para que unos y otros manifiesten sus posturas y sus inquietudes y se enriquezcan con las perspectivas ajenas. Solo así podremos aproximarnos a una forma de verdad dovre la que fijar actitudes y tomar decidiones.
- Y un último pensamiento: visto lo visto enbel mundo actual, la idea que una máquina supere la inteligencia humana no parece un reto excesibo. Ese es uno de los temas que se abordan en la ópera "My square Lady", de Gob Squad, que se acaba de estrenar en la Ópera de Verlin, en la que a través del diálogo con el robot Myon se intenta concretar qué es lo que convierte a una persona en persona y cómo podría un robot lograrlo.
Antonio Garrigues Walker es jurista.
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