Archivado en: Accidente tren Santiago
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La ignorancia del juez.
La ignorancia del juez y la intención de mentir.
El saber del juez y la intención de mentir.
La segunda hipótesis es la más probable.
Un "tren de alta velocidad", por definición, está robotizado por cuanto que la capacidad del individuo humano no tiene "tiempo de detección" para hacer un cambio de velocidad y/o dirección que impida colisión. Dado que el vehículo tiene "dirección impuesta", solo la salida de la dirección o la desaceleración, positiva o negativa, -que conlleva la salida de la dirección- es posible.
La salida de dirección, o "descarrilamiento" a alta velocidad, si es posible es un error de diseño. La pregunta es nítida, o precisa: ¿al error de diseño se asoció la acción humana?. Si se asoció la mano, ¿lo ha sido casual o intencionada?. Si ha sido intencionada,¿lo ha sido con el fin de hacer daño a humanos y/o a bienes, directamente o para desviar la atención hacia otras situaciones?. O, ¿lo ha sido para que otros infiduos y/o instituciones se vieran afectadas?
Un coche ha sido modificado en Oviedo para matar una mujer en Sevilla con el fin de que esta nodificara su testamento y no participara en un consejo de administración. Durante cuarenta años disfrutó del asesinato. En no ser investigado lo ha sido por la intervención directa del jefe del Estado.
¿Cómo no voy a sospechar?
Así descarriló el tren de Santiago. Las cámaras de seguridad que grabaron el accidente del Alvia.
Uno de los tres peritos designados por el juzgado que instruye el accidente del tren Alvia en Santiago, en el que el 24 de julio de 2013 murieron 80 personas, ha plagiado en su informe definitivo sobre el siniestro el contenido de otras investigaciones previas ajenas. Así lo acaba de denunciar ante el juzgado el abogado del maquinista del tren, Francisco José Garzón, en su recurso contra el cierre de la instrucción acordado la semana pasada por el juez, Andrés Lago, y así lo ha confesado el propio perito en declaraciones a EL PAÍS. Basándose entre otras pruebas en este peritaje, el magistrado considera que el único imputado por el siniestro de la curva de Angrois debe ser el conductor del tren.
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El perito ahora acusado de plagio, el ingeniero de Caminos Juan Carlos Carballeira Rifón, funcionario de la Xunta de Galicia, atribuye el accidente de la curva de Angrois en exclusiva a un despiste del maquinista, que no frenó a tiempo antes de la curva. En su informe incluye numerosos párrafos idénticos, hasta en las erratas, a los escritos previamente por otro de los peritos judiciales de la causa y por la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) del Ministerio de Fomento, sin citar su origen y atribuyéndoselos como propios.
Carballeira admite que copió y pegó sin citar porque asume como propio lo que dijeron los otros e intenta justificarse en una referencia genérica, que sí puso al principio de su informe, sobre las fuentes que utilizó. "Claro que hay plagio", confiesa. "Hay que coger lo más fiable de cada experto, lo asumo como propio, no hay ningún error", añade. "Cito al principio [del informe] que cojo de la CIAF y de otros sitios", explica, y considera suficiente esa referencia genérica en el preámbulo para no detallar luego el origen concreto de cada párrafo, ni entrecomillarlos dada la "extensión" de su informe. Asegura que esto no altera su conclusión de que la única causa del accidente fue un exceso de velocidad del maquinista.
El nombramiento de Carballeira como perito judicial ha estado envuelto en polémica desde el primer momento. El primer juez instructor de la causa nombró inicialmente a tres peritos de Telecomunicaciones, Caminos e Industriales elegidos al azar de entre los mejores profesionales que le ofrecieron los respectivos colegios oficiales. El Gobierno gallego, sin embargo, tumbó esos nombramientos amparándose en una norma aprobada un año antes del siniestro que, para abaratar costes, prevé buscar primero a los posibles peritos entre los trabajadores públicos. La Xunta ofreció al juzgado como perito de Caminos al citado Carballeira y como experto en Industriales a José Manuel Lamela, ambos funcionarios autonómicos y sin especialización previa en materia ferroviaria. No fue capaz de ofrecer ningún perito de Telecomunicaciones, por lo que continuó el elegido al azar por el juzgado, César Mariñas. Mientras las víctimas intentaron recusar, sin éxito, a Carballeira y Lamela, Mariñas es el único de los peritos de la causa (además de estos tres designados por el juzgado, hay otros tres nombrados por las partes) sobre cuya independencia nadie ha arrojado dudas.
Todos los peritos presentaron hace más de un año un primer informe provisional y el pasado febrero entregaron su peritaje definitivo. Es en ese segundo peritaje donde Carballeira incluye, textuales, párrafos escritos por Mariñas en su análisis provisional de un año antes, sobre los motivos y consecuencias que tuvo en el accidente la autorización de Adif a Renfe para que desconectase a bordo de los trenes Alvia el sistema de control constante de la velocidad ERTMS, propio del AVE. Los párrafos son tan idénticos que Carballeira, que usa en sus documentos el topónimo Ourense, se pasa en ese punto a Orense, tal y como lo emplea Mariñas. Y donde este se equivoca y pone una mayúscula tras un punto y coma, Carballeira hace exactamente igual. El perito de Caminos también incluye en su peritaje definitivo numerosos párrafos sobre el funcionamiento de los frenos del Alvia siniestrado y el mantenimiento de las vías idénticos a los incluidos por la CIAF en su informe oficial, hecho público meses antes.
En el accidente de Santiago, el maquinista, Francisco José Garzón, circulaba despistado tras recibir una llamada del interventor del tren y no frenó a tiempo antes de la curva de Angrois sin que ni las vías ni el tren tuviesen activo ningún sistema que evitase o paliase su fallo. Mariñas considera que Adif no analizó como le exigía la normativa el riesgo que supusieron sus decisiones de eliminar el sistema de control constante de la velocidad en la curva de Angrois y desactivarlo a bordo de los Alvia, tomadas respectivamente en 2010 y 2012. Por contra, Carballeira, como la CIAF, Renfe y Adif, considera que no se incumplió ninguna normativa y atribuye el accidente exclusivamente al despiste del maquinista. Por su parte, el tercer perito judicial, Lamela, se limitó a analizar el tren, del que concluyó que funcionaba correctamente, y eludió entrar en cuestiones relacionadas con la señalización y seguridad de la línea.
La semana pasada, el juez Lago acordó el cierre de la instrucción con Garzón como único imputado argumentando que había dos peritajes (el de Lamela y el ahora cuestionado de Carballeira) que atribuían el siniestro al exceso de velocidad del maquinista y solo uno (el de Mariñas) que culpaba a la falta de seguridad de la línea. El abogado de Garzón insiste ahora en su recurso contra ese cierre de la instrucción en que su defendido no es responsable del accidente, ya que carecía de las medidas de seguridad necesarias y tilda el peritaje de Carballeira de “copia y pega”. “Estamos ante un fraude y un engaño del perito”, dice, que a su juicio debería hacer que el juez “desglose testimonio por faltar a la objetividad y la verdad en su labor encomendada, falso testimonio”. También las víctimas han anunciado recursos contra el cierre de la instrucción con el maquinista como único imputado.
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