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3 oct 2015

La herencia sefardí de Asturies

JUEVES, 2 DE JUNIO DE 2011


La herencia sefardí de Asturies





















En el año 2008, un estudio sobre la composición genética de la población de la Península Ibérica arrojaba un resultado sorprendente. El estudio, realizado a partir de muestras de ADN de 1.140 voluntarios españoles y portugueses, confirmaba la huella genética dejada por los colonizadores musulmantes y los judíos que se instalaron en la Península durante la Edad Media. En términos globales, un 10,6 % de la población hispano-portuguesa presentaba marcadores genéticos de origen norteafricano y un 19,8 % era portador de genes judeo-sefardíes.


En principio, este era el resultado que cabría esperar atendiendo a la herencia histórica y cultural de la Península. Sin embargo, la distribución geográfica de las frecuencias de los alelos considerados en el estudio, en concreto marcadores genéticos localizados en el cromosoma Y de herencia exclusivamente paterna, hizo saltar por los aires muchos de los tópicos imperantes sobre el origen de los habitantes de algunas regiones, entre ellas Asturies. Así, casi el 40% de los asturianos sería portador de genes de origen judeo-sefardí. Esto supone la proporción más elevada de la Península, muy por encima de los valores alcanzados en regiones como Castilla-La Mancha, Andalucía, Castilla y León o Cataluña, a las que, debido a su herencia cultural, siempre se les había atribuido una filiación sefardí.


Curiosamente tan solo las muestras provenientes de Portugal, Aragón e Ibiza mostraron proporciones comparables a la de Asturies.




Se ha criticado la validez de los resultados del estudio aludiendo a que el tamaño de la muestra, 1.140 voluntarios, dificilmente puede ser representativo de una población que entre Portugal y España alcanza los 58 millones de personas. Igualmente, el número de muestras tomadas en Asturies, tan sólo 20, hace que el resultado sea dificilmente extrapolable. Por otro lado, tal como explica Francesc Calafell, codirector del estudio, “La cifra de los sefardíes puede estar sobreestimada, ya que en estos genes hay mucha diversidad y quizá absorbieron otros genes de Oriente Medio”.
Otras posibles objeciones se refieren al hecho de que los judíos no son un pueblo homogéneo genéticamente, o a que las poblaciones prehispánicas podían compartir muchos de los marcadores genéticos considerados en el estudio como propios de los sefardíes.


Distribución geográfica de los marcadores genéticos estudiados. Los marcadores sefardíes aparecen en azul.


En cualquier caso, nada impide interpretar los resultados del estudio a la espera de uno más amplio que supere las objeciones anteriormente expuestas. En primer lugar cabe preguntarse cómo llegaron las poblaciones de judíos sefardíes a Asturies.
El 31 de marzo de 1492, los Reyes Católicos firman el Decreto de la Alhambra, en virtud del cual se obliga a todos los judíos de la Península Ibérica a convertirse al catolicismo o de lo contrario ser expulsados. Curiosamente el plazo expiraba el 2 día de agosto a las doce de la noche, el mismo día que partió Colon hacia Las Indias. ¿Simple coincidencia?


Cristobal Colón


Se estima que unos 40.000 judíos abandonaron la península como consecuencia del decreto de expulsión. Sin embargo muchos otros optaron por la conversión al cristianismo y la búsqueda de tierras más tranquilas y aisladas, donde la vigilancia religiosa fuese menor. Y por aquel entonces (y en cierto modo también hoy en día) Asturies era una región tranquila, montañosa y aislada, cuyos habitantes podían mantenerse fácilmente a salvo de las actuaciones de la inquisición.
De esta forma los judíos sefardíes se habrían instalado en Asturies, convertidos externamente al cristianismo, pero seguramente conservando sus costumbres y religión originales en la clandestinidad. Puede que con el paso de los años se perdiese por completo la herencia cultural sefardí, debido a los sucesivos matrimonios mixtos entre judeoconversos y cristianos. O quizás dicha herencia cultural haya sobrevivido fusionada con las tradiciones asturianas de origen cristiano y pagano, llegando de esta forma hasta nuestros días. A favor de esta última hipótesis podría estar la admirable capacidad del pueblo judío para mantener vivas sus costumbres, aún en las circunstancias más adversas. Por otro lado, la alta frecuencia de los alelos genéticos de origen sefardí en la población asturiana (casi un 40% de los asturianos son portadores) indicaría que el contingente de judeoconversos que se refugió en Asturies fue muy importante, por lo que su influencia sobre la cultura popular asturiana debió serlo también. 
¿Pero qué rasgos culturales sefardíes han podido sobrevivir hasta nuestros días? ¿Como podemos identificarlos? He de reconocer que en este punto nos adentramos en el terreno de la especulación. Sin embargo intentaré aportar algunos argumentos, no más que simples esbozos, dejando las conclusiones finales a jucio del lector.
En lo referente a la tradición músical me gustaría proponer una comparación entre algunos ejemplos del folclore asturiano y sefardí.
En concreto empezaremos por la tonada, el estilo musical asturiano por antonomasia. La tonada es una forma tradicional de canto que se realiza a capella o con el acompañamiento de una gaita y, más recientemente de otros instrumentos. La técnica vocal es sumamente compleja, con numerosas inflexiones, figuras y adornos que le confieren su personalidad. Uno de los géneros de la tonada asturiana es la añada, o nana. He aquí un ejemplo de una añada tradicional llamada Agora non:





Y aquí tenemos un ejemplo de una nana sefardí titulada Nani, nani:





Sería interesante analizar las similitudes que existen entre ambas melodías desde el punto de vista de la musicología. Para el que escribe, simple aficionado a la música tradicional asturiana, hay algo en las inflexiones de la voz de la cantante sefardí, en sus subidas y bajadas de tono y en la duración de las notas que recuerda a la tonada. Por otro lado es llamativa la coincidencia de las soluciones lingüísticas del sefardí "muncha", "la mi puerta", "dúrmite", "Avrir no vos avro" y "onde" con las del asturianu "muncha", "la mio puerta", "dúrmite", "Abrir nun vos abro" y "onde". Frente a las castellanas "mucha", "mi puerta", "duérmete", "Abrir no os abro" y "donde".
Otro tema tradicional asturiano, de temática marinera, es A la mar fui por naranxes:





A la que personalmente encuentro un paralelismo musical con la siguiente pieza sefardí, de título Fija mía:





Y de nuevo existen coincidencias entre el léxico sefardí: "fija", "m'engluta", "pexe" y "prieto" con los términos asturianos "fía", "me glote", "pexe" y "prietu", frente a los castellanos "hija", "me trage", "pez" y "oscuro". Llama especialmente la atención la apostrofación del posesivo "me" en el verso "que m'engluta" de manera idéntica a como se realiza en lengua asturiana.
Por último, una muestra del folclore de los Vaqueiros d'Alzada,  grupo étnico de Asturies altamente endogámico, que hasta el siglo pasado tenía vetada su entrada en algunas iglesias cristianas, como aún hoy atestigua una inscripción en la entrada de la iglesia de San Martín de Luiña, que dice "De aquí no pasan los vaqueiros":




Y otro ejemplo del folclore sefardí.





 Lo dicho, juzguen ustedes mismos. 

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