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12 oct 2015

Historiografia

REFLEXIONES SOBRE LA FUNCIÓN SOCIAL DE LA HISTORIA: HOBSBAWM, THOMPSON Y KOCKA
Reflections about social funcion of history: Hosbawm, Thompson and Kocka Álvaro Carvajal Castro (carvajal@usal.es)1 Isaac Martín Nieto (isaacmartin@usal.es)2 Alejandra Sánchez Polo (asanpol@usal.es)3 Universidad de Salamanca
Fecha de recepción: 6-III-2011 Fecha de aceptación: 13-IV-2011

Resumen: La historia cuenta cada vez con más medios para su divulgación. Precisamente por ello, debemos preguntarnos cuál es y plantearnos cuál debería ser la función social que cumple el conocimiento histórico que se transmite a la sociedad. Para ello, partimos de las reflexiones de E. Hobsbawm, E.P. Thompson y J. Kocka, tres historiadores que proceden del ámbito historiográfico de la historia social y que, dada su práctica historiográfica y vital, resultan claves para desarrollar esta problemática.
Palabras clave: historiografía, historiador, responsabilidad, Hobsbawm, Thompson, Kocka.

Abstract: Nowadays we have more ways than ever to disseminate historical knowledge. Because of that, it is important that we carefully consider what is, and what should be, the social function that historical knowledge fulfills. This article considers the issue from the point of view of the works of E. Hobsbawm, E.P. Thompson and J. Kocka, three historians within the realm of social history who, given their historiographical practice and life story, are key in our understanding of the problem.
Keywords: historiography, historian, responsibility, Hobsbawm, Thompson, Kocka.

1 Beneficiario de una ayuda del programa FPU del Ministerio de Educación. 
2 Beneficiario de una ayuda para la FPI de la Universidad de Salamanca. 
3 Beneficiaria de una ayuda PIRTU de la Junta de Castilla y León.
Álvaro Carvajal Castro; Isaac Martín Nieto; Alejandra Sánchez Polo 266 El Futuro del Pasado, nº 2, 2011, pp. 265-281 ISSN: 1989–9289 “Uno de los fenómenos sociales más notables de nuestro tiempo constituye lo que podríamos llamar el proceso de democratización de la cultura”4 . Con estas líneas comenzaba el arqueólogo Juan Maluquer el prólogo de un libro introductorio a la arqueología, hace ya casi cuarenta años. En las últimas décadas, varios factores han contribuido a expandir aún más las posibilidades de difusión y de acceso a los distintos fenómenos culturales. Los cambios han afectado, como no podía ser de otra manera, a la historiografía5 . Sin embargo, esto no parece haber ido acompañado de la extensión de una auténtica conciencia histórica, entendida como una conciencia crítica sobre la relación de nuestras sociedades con el pasado y como parte integrante de la acción social en nuestro presente. A simple vista contemplamos la extensión de la historia anécdota, de una historia que, en definitiva, se ve sometida a las necesidades de legitimación de la sociedad actual. Pero, en la medida en que participa del juego de relaciones de poder como argumento del discurso político, como pieza constitutiva de identidades colectivas o como instrumento para naturalizar esas mismas relaciones de poder, una mayor difusión de la historia no puede ser tomada, per se, como algo bueno. La historiografía parece ver reducido su hueco a la aportación de datos que no se integran, a través de la reflexión, en la estructura de una explicación de los procesos de transformación de las sociedades. El pasado se percibe como un continuum de acontecimientos y fechas sin relaciones profundas entre sí. Al mismo tiempo, se ve desvalorizada por la creencia de que no aporta un conocimiento inmediato y práctico a la sociedad. [...]

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