REFLEXIONES SOBRE LA FUNCIÓN SOCIAL DE LA
HISTORIA: HOBSBAWM, THOMPSON Y KOCKA
Reflections about social funcion of history: Hosbawm, Thompson and Kocka
Álvaro Carvajal Castro (carvajal@usal.es)1
Isaac Martín Nieto (isaacmartin@usal.es)2
Alejandra Sánchez Polo (asanpol@usal.es)3
Universidad de Salamanca
Fecha de recepción: 6-III-2011
Fecha de aceptación: 13-IV-2011
Resumen: La historia cuenta cada vez con más medios para su divulgación.
Precisamente por ello, debemos preguntarnos cuál es y plantearnos cuál debería ser
la función social que cumple el conocimiento histórico que se transmite a la sociedad.
Para ello, partimos de las reflexiones de E. Hobsbawm, E.P. Thompson y J. Kocka, tres
historiadores que proceden del ámbito historiográfico de la historia social y que, dada su
práctica historiográfica y vital, resultan claves para desarrollar esta problemática.
Palabras clave: historiografía, historiador, responsabilidad, Hobsbawm, Thompson, Kocka.
Palabras clave: historiografía, historiador, responsabilidad, Hobsbawm, Thompson, Kocka.
Abstract: Nowadays we have more ways than ever to disseminate historical
knowledge. Because of that, it is important that we carefully consider what is, and what
should be, the social function that historical knowledge fulfills. This article considers the
issue from the point of view of the works of E. Hobsbawm, E.P. Thompson and J. Kocka,
three historians within the realm of social history who, given their historiographical practice
and life story, are key in our understanding of the problem.
Keywords: historiography, historian, responsibility, Hobsbawm, Thompson, Kocka.
1 Beneficiario de una ayuda del programa FPU del Ministerio de Educación.
2 Beneficiario de una ayuda para la FPI de la Universidad de Salamanca.
3 Beneficiaria de una ayuda PIRTU de la Junta de Castilla y León.
Álvaro Carvajal Castro; Isaac Martín Nieto; Alejandra Sánchez Polo
266 El Futuro del Pasado, nº 2, 2011, pp. 265-281
ISSN: 1989–9289
“Uno de los fenómenos sociales más notables de nuestro tiempo
constituye lo que podríamos llamar el proceso de democratización de la cultura”4
. Con estas líneas comenzaba el arqueólogo Juan Maluquer el prólogo de un
libro introductorio a la arqueología, hace ya casi cuarenta años. En las últimas
décadas, varios factores han contribuido a expandir aún más las posibilidades
de difusión y de acceso a los distintos fenómenos culturales. Los cambios
han afectado, como no podía ser de otra manera, a la historiografía5
. Sin
embargo, esto no parece haber ido acompañado de la extensión de una
auténtica conciencia histórica, entendida como una conciencia crítica sobre
la relación de nuestras sociedades con el pasado y como parte integrante
de la acción social en nuestro presente. A simple vista contemplamos la
extensión de la historia anécdota, de una historia que, en definitiva, se ve
sometida a las necesidades de legitimación de la sociedad actual. Pero, en la
medida en que participa del juego de relaciones de poder como argumento
del discurso político, como pieza constitutiva de identidades colectivas o
como instrumento para naturalizar esas mismas relaciones de poder, una
mayor difusión de la historia no puede ser tomada, per se, como algo bueno.
La historiografía parece ver reducido su hueco a la aportación de
datos que no se integran, a través de la reflexión, en la estructura de una
explicación de los procesos de transformación de las sociedades. El pasado
se percibe como un continuum de acontecimientos y fechas sin relaciones
profundas entre sí. Al mismo tiempo, se ve desvalorizada por la creencia
de que no aporta un conocimiento inmediato y práctico a la sociedad. [...]
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