Kierkegaard: "El más seguro de los mutismos no consiste en callarse, sino en hablar"
Y lo hago para dirigirme a Dios, aunque no sea racional. Y, si no lo es, no me explica el deseo que tengo de hablar. Y de hacerlo al blanco, a la nada, a lo no perceptible, a la antítesis de lo caleidoscópico, a la acromía que no soporto.
Deseo sentirme seguro, hablar para sumergirme en el más profundo de los mutismos creadores, irracionales. Buscando la luz racional con la más irracional actitud: callarme, callarme. Pero hacerlo sin ruido, sin que en mi sien quede marcada la alianza con los míos.
No hablé por no ser preguntado. Ahora hablo por preguntarme.
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