Hoy me vino a visitar José Manuel. Preocupado me dice: se trata de un hombre joven, casado y con dos hijos. Ha tenido una caída de altura y se produjo una lesión medular a nivel C3/C4. Necesita ventilación asistida. No mueve nada. Lo han trasladado al Centro Nacional de Parapléjicos.
Leo el Informe Médico que me proporciona. Le miro. ¡Carajo, no puedo y nadie puede hacer nada por recuperarle!. Si que harán todo lo que es posible hacer por mantenerle con vida. Luego por ... todo. Probablemente no podrán ponerlo en silla con ruedas.
A su mujer, darle esperanzas. No lo que te he dicho.
No pasa día que tenga que vivir sin reconocer la impotencia.
Como se acorta, se encoge la vida de un hombre, de una familia, de la Sociedad. Con rabia aprieto contra mi pecho la acordeón de la vida de esta persona.
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