Buscar en este blog

12 mar 2014

Mentir-se

La Mentira
Andrés Flores Colombino, 2011



MENTIR-SE
Debo terminar. Y deseo hacerlo mencionando a los que se mienten a sí mismos. Es posible. Si interrogamos a los condenados de una cárcel, seguramente todos o casi todos mientan, y se declaren inocentes. Raras veces, lo son. Por algo la Ley prevé que nadie está obligado a declarar contra sí mismo. Lo rumian en su soledad y se convencen de que lo ocurrido y por lo que los inculpan, nunca pasó.

La psicología nos provee de defensas contra la angustia, y mediante la negación, el desplazamiento y hasta por la racionalización. Ante un hecho muy doloroso, lo negamos, nos mentimos. Pero también poseemos la capacidad de reparar, es decir de sobrellevar el duelo y salir de él incorporando la experiencia dolorosa a nuestra historia, superando la mentira inicial para colocar la verdad de los hechos. Al fin y al cabo, los antiguos hacían obligatorio el beso al familiar fallecido –en la frente o en los pies- como forma de asumir la verdad de su muerte y facilitando el duelo normal.

En suma, la credulidad a rajatabla y la desconfianza generalizada, son dos mecanismos que no permiten manejar la mentira con propiedad. Ni creerlo todo, ni dudar de todo. La naturaleza humana es frágil, pero es perfectible. Es posible vivir sin la mentira, de cualquier grado. Pero estemos preparados para cuando le mentira entre a nuestro mundo, -por los demás o por nosotros- porque nunca faltará, y porque es expresión de nuestra natural debilidad humana.



AFC, Jornada de Reflexión Comisión del Encuentro y la Amistad del Sindicato Médico del Uruguay (SMU), Montevideo, 15 de agosto, 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario