ARTE ASTURIANO
José Manuel Pita Andrade
Instituto Diego Velázquez, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1963.
Santa Maria de Bendones
Aunque este templo no figura entre los construidos por el rey Casto, debe recordarse ahora, ya que desde el punto de vista estilístico puede servir de nexo entre San Tirso y Santullano. Fue descubierto en 1954 por D. Joaquín Manzanares. Se encuentra a cinco kilómetros de Oviedo y se hallaba en ruinas a consecuencia de la guerra civil. Los restos pueden asignarse a la época de Alfonso II por su aparejo, rasgos constructivos y decoración. Bendones enriquece el catálogo de monumentos prerománicos planteando además problemas constructivos de mayor interés. Desde el punto de vista documental, el templo se cita por primera vez en una donación de Alfonso III del año 905.
La iglesia queda encerrada dentro de un gran rectángulo que envolvía hacia oriente la cabeza tripartita, una única nave que se desarrolla en sentido transversal y hacia Occidente, un conjunto formado por un vestíbulo y dos piezas adyacentes. Junto al muro sur de la ve hay huellas de un pórtico lateral. En la reconstrucción en curso se ha supuesto la existencia de un pieza de proporciones análogas en el lado norte.
La cabecera de Bendones tal vez nos ofrezca el ejemplo más antiguo que ha llegado hasta nosotros (después de la transformación de la de Santianes) del típico testero tripartito asturiNo. La capilla mayor se hallaba cubierta con bóveda de medio cañón de ladrillo. Las laterales inmediatas probablemente irían techadas con una armadura de madera y por sus proporciones debían resultar sensiblemente menores que la central. Ha llegado hasta nosotros, intacto, el arco triunfal de ladrillo del lado de la Epístola. Nada permite asegurar la existencia de una habitación aislada sobre l capilla mayor. Una ventana triple, que se ha podido reconstruir gracias a los fragmentos encontrados, se hallaba seguramente, en lugar semejante a la de San Tirso. Iluminando el presbiterio. Los restos de esta ventana autorizan a imaginar también aquí la existencia de un alfiz y de las piedras salientes que observamos en el templo ovetense.
Hacia los pies es interesante consignar la existencia de dos habitaciones que nos recuerdan estructuras similares en los templos visigodos. Hay que observar que el muro que cerraba hacia el Oeste la iglesia presentaba en estas piezas ventanas con arcos de ladrillo siguiendo el procedimiento característico de este periodo. Un problema importante plantean los restos de una torre, al parecer exenta, en el ángulo suroeste. De corresponder esta torre al siglo IX sería testimonio interesantísimo de un elemento constructivo digno de relacionarse con lo que observamos en San Tirso y junto a la Cámara Santa.
Bendones tenía, como otros edificios de su tiempo, canceles reduciendo el hueco de acceso a las capillas. Se observan cuatro fragmentos de mayor interés porque puede reconocerse la coexistencia de dos técnicas escultóricas. Unos muestran la típica talla a bisel de abolengo visigodo. En otros la labra se manifiesta con formas más redondeadas, enlanzando con los relieves de serlo más puramente asturiano. La temática es similar en todos los fragmentos de técnica distinta: tallos de vid con racimos de pámpanos dispuestos alternadamente y motivos vegetales (tallos y hojas) simétricamente colocados en torno a un eje.
El exiguo repertorio escultórico de Bendones se completa con las columnas que formaban la ventana del testero: llevan capiteles con montura de soga bajo el ábaco y el astrágalo, mientras el capitel prominente dicho está formado por series de molduras muy simples a modo de anillos.
Santa María de Bendones se hallaba decorada con pinturas. Un pormenor interesantísimo se conserva en el arco de la capilla del lado de la Epístola. Sobre el enlucido que cubría el intradós de ladrillo había, a cada lado, espigas que arrancaban de un vaso. Sólo se conserva la de un lado con restos de color rojo y ocre encerrados en líneas negras.
La estructura de Bendones, con nave única, ventanas en la parte superior de la misma, capillas, pórticos y piezas anexas tiene gran trascendencia en el desarrollo del arte asturiano, situándose como antecedente inmediato del templo que analizaremos a continuación.
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