Durante todo este último año he seguido a los políticos agrupados como PODEMOS y procurar llegar a conocer, no saber, su diferencia con aquellos agrupados como PARTIDOS POLITICOS.
Hay una diferencia clama: conocen sobre lo que hablan aquellas personas de PODEMOS. Aquellos de los PARTIDOS POLÍTICOS dicen sabiendo pero no conociendo.
El contenido de lo que hablan los Podemos es de carácter políticos, son políticos; conocen lo común; son políticos.
El contenido de lo que dicen los Partidos Políticos es de carácter idiota, son idiotas, conocen lo propio.; son idiotas.
Tome se el término político y el idiota en su sentido primigenio.
(Por otro lado quien tome el término de idiota como despreciable que un discapacitado cognitivo idiota no es despreciable por el político, sino por el idiota).
Es propio de los partidos políticos él manifestar su ignorancia o procurar ocultarla a través de la mentira. En ambos casos tienen como fin el engañar, al considerar ignorante al Individuo, sin conocer que engañan a los de su subespecie, u homo no cognoscente; el homo reptante, erectus, hábilis y sapiens.
El ‘efecto Podemos’ se mantiene al alza
El auge coincide con una elevada desconfianza en Rajoy, Rubalcaba y los políticos en general
El estudio se realizó antes de la elección de Sánchez como líder del PSOE
El Ñais, F. Manetto / Anabel Diez Madrid 4 Agosto 2014
Prudencia ante los datos, tanto para quienes pierden apoyos como para los que pueden considerar que siguen en la cresta de la ola. En esta última situación solo se sitúan dos fuerzas políticas: Podemos y ERC. El último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) otorga a la formación de Pablo Iglesias un 15,3%, un resultado que casi dobla el que obtuvo en las elecciones europeas del pasado 25 de mayo, en tanto que tira hacia abajo de IU (8,2%) y de UPyD (5,9%).
El PP, con un 30%, se distanciaría del PSOE en casi nueve puntos y, aunque ganaría las elecciones generales, baja dos con respecto al estudio anterior. Los socialistas se quedan con el resultado más bajo de su historia, aunque nadie da credibilidad a este dato por las fechas en las que se realizó el sondeo: a principios de julio, es decir, antes de que la militancia eligiera a Pedro Sánchez como su líder. La preocupación por el paro sigue a la cabeza, seguida por la desafección y la desconfianza de los ciudadanos hacia la política y los políticos.
Los ciudadanos que fueron preguntados por su intención de voto en esa primera semana de julio mostraron un gran desapego hacia el PSOE. En esos días, los socialistas estaban haciendo frente a su crisis interna, tras la renuncia del anterior secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, y tres aspirantes en pugna por hacerse con el liderazgo. En ese contexto de desconcierto se elaboró el último Barómetro del CIS. Los estudios demoscópicos que están en marcha en estos momentos para evaluar el impacto que ha producido en la sociedad la elección de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE y seguro aspirante a la presidencia del Gobierno, ofrecen unos datos optimistas para sus siglas, según información de distintos institutos, entre ellos Metroscopia.
La realidad que refleja el CIS refuerza la teoría del influjo que quedaba en esos días de julio del resultado electoral de los comicios europeos del 25 de mayo. Los expertos electorales de los principales partidos recalcan que el efecto de los resultados obtenidos por Podemos, que se sitúa como segunda fuerza en intención directa de voto, se mantienen y afectan al conjunto del sistema político. Es constatable que después de unas elecciones la formación ganadora refuerza sus resultados cuando al poco tiempo se les pregunta a los ciudadanos. En este caso, el beneficio de la opinión se lo lleva Podemos al haber sido la sorpresa de esos comicios que, en efecto, trastocó todo el panorama político.
La encuesta del CIS coloca a Izquierda Unida en una mala situación, al desplazarla al cuarto puesto, con un 8,2% de los votos. En las urnas, el partido de Pablo Iglesias obtuvo un 7,94%, —1,2 millones de votos y cinco eurodiputados— en tanto que IU cosechó el 9,99% y seis representantes. A UPyD también le va mal en este estudio. El pasado 25 de mayo le votó el 6,5% de los ciudadanos y la encuesta apunta que ahora bajaría hasta el 5,9%. Ese recorte ha beneficiado a Podemos y al PP. Los planteamientos rupturistas con la dinámica tradicional de los partidos defendidos por UPyD coinciden en cierta medida con el mensaje de Iglesias. Por ahí ha habido fugas, pero también las hubo hacia el PP. Un dirigente de UPyD da por supuesto que la irrupción de Podemos motiva que el votante conservador que saltó del PP al grupo de Rosa Díez vuelva ahora al primero.
Estos datos no van a hacer que el partido magenta modifique su estrategia de oposición, dura y de constante denuncia. Otros datos del CIS le impulsan a seguir en la pelea política. “Los más relevantes son el estado de ánimo de los españoles: Crece la preocupación por el paro, por la corrupción y por la política”, señalan fuentes de la dirección de UPyD. Sí reconocen que Podemos se hallaba en pleno apogeo cuando se realizó el sondeo.
Esa impresión maneja también Izquierda Unida, formación que ha hecho de la oposición al bipartidismo su caballo de batalla desde el inicio de la legislatura. La dirección que encabeza Cayo Lara, que vive una revolución interna y se asoma a un proceso de posible transición, trata de ver, no obstante, los aspectos positivos del resultado de la formación de Pablo Iglesias con vistas a las próximas citas con las urnas. “Para nosotros, Podemos no es un problema y, en cambio, puede ser una esperanza y, ¿por qué no? una oportunidad”, señala Ramón Luque, su secretario de Política Electoral. Y, puestos a pensar en futuras alianzas, IU comenta que quienes “hoy se contraponen al sistema serían ya la segunda fuerza política en España, por delante del PSOE”. En ese contexto, centrado en la “convergencia” entre ambas formaciones, la dirección entregó al joven diputado Alberto Garzón el timón de mando de la estrategia política para poner en marcha su “proceso constituyente”.
Mientras tanto, PP y el PSOE siguen como las dos opciones con las que más se identifican los electores, por simpatía o por afinidad ideológica. Ello a pesar de que, en intención directa de voto, y ante una respuesta espontánea, el 12,8% de los ciudadanos apoyaría al PP, el 10,6% al principal partido de la oposición, mientras que el 11,9% optaría por votar a la formación de Iglesias. Es decir, Podemos se situaría como segunda fuerza.
Los ciudadanos no solo van perdiendo su confianza en el sistema bipartidista, sino que lo hacen mientras sigue creciendo la preocupación por el paro y la corrupción, los dos primeros problemas mencionados por los preguntados.
Hay más: si la tercera preocupación coincide con los problemas de índole económica, la cuarta, señalada por el 26,4%, supone una enmienda a los “políticos en general, los partidos y la política”. Y también en este contexto, opciones ya conocidas como Izquierda Unida y UPyD se quedan lejos de Podemos, respectivamente con un 8,2% y un 5,9%.
El auge de Podemos se produce, por tanto, en un contexto de crisis de confianza en las principales instituciones políticas frente a esa “ilusión colectiva” que, en palabras de Carolina Bescansa, su responsable de Análisis Político, ha logrado canalizar la formación de Iglesias. El resto de los partidos quiere creer que se desvanecerá, al menos, en parte.
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