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3 oct 2013

Lo que el médico jura hacer.

JURAMENTO HIPOCRÁTICO (500 a.C.)

Juro por Apolo médico, por Esculapio, Hygia y Panacea, juro por todos los dioses y todas las diosas, tomándolos como testigos, cumplir fielmente, según mi leal saber y entender, este juramento y compromiso:

Venerar como a mi padre a quien me enseñó este arte, compartir con él mis bienes y asistirle en sus necesidades; considerar a sus hijos como hermanos míos, enseñarles este arte gratuitamente si quieren aprenderlo; comunicar los preceptos vulgares y las enseñanzas secretas y todo lo demás de la doctrina a mis hijos, y a los hijos de mi maestro y a todos los alumnos comprometidos y que han prestado juramento según costumbre, pero a nadie más.

En cuanto pueda y sepa, usaré de las reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia.

Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco adminis- traré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura.

No tallaré cálculos, sino que dejaré esto a los cirujanos especialistas.

En cualquier casa que entre, lo haré para bien de los enfermos, apartándome de toda injusticia voluntaria y de toda corrupción, y principalmente de toda relación vergonzosa con mujeres y muchachos, ya sean libres o esclavos.

Todo lo que vea y oiga en el ejercicio de mi profesión, y todo lo que supiere acerca de la vida de alguien, si es cosa que no debe ser divulgada, lo callaré y lo guardaré con secreto inviolable.

Si este juramento cumpliere íntegro, viva yo feliz y recoja los frutos de mi arte y sea honrado por todos los hombres y por la más remota posteridad. Pero si soy transgresor y perjuro, avéngame lo contrario.

(Actualización de la fórmula hipocrática que llevó a cabo la Asociación Médica Mundial (Asamblea General, celebrada en Ginebra, 1948), luego revisada en 1968 (Sydney):

Juramento de fidelidad profesional.

En el momento de ser admitido como miembro de la profesión médica:

Prometo solemnemente consagrar mi vida al servicio de la humanidad; otorgar a mis maestros los respetos, gratitud y consideraciones que merecen;

ejercer mi profesión dignamente y a conciencia;

velar solícitamente y ante todo por la salud de mi paciente;

guardar y respetar los secretos a mí confiados, aun después de fallecido mi paciente;

mantener incólumes por todos los conceptos y medios a mi alcance el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica;

considerar como hermanos a mis colegas;

no permitir que consideraciones de credo político o religioso, nacionalidad, raza, partido político o posición social se interpongan entre mis deberes profesionales y mi paciente;

velar con el máximo respeto por la vida humana desde su comienzo, aun bajo amenaza, y no emplear mis conocimientos médicos para contravenir las leyes humanas.

Solemne y libremente, bajo mi palabra de honor, prometo cumplir lo antedicho.

En estos últimos diez días, recordé este Juramento y su incumplimiento en aras de una "egoísta información". La Persona que concede el secreto propio que el Dolor que sufre, no tiene lugar social vertical, sino transversal. La relación entre Persona y Médico se estable mirándose a los ojos y, sin "mesa" en medio de ambos. Nada ni naddie media distorsionando su relación. La relación que entre ambos se establece es una propiedad singular que se llama GRAVEDAD, siendo la fuerza de conexión más fuerte del Universo, por lo que es imposible de romper. Cuando uno de los dos traiciona esta fuerza de inducción en el otro el ser atraído por este, sólo la muerte identifica tal traición.

La traición es el pecado original, sólo engendrado por el de la ENVIDIA. 

Estos días hablaba como Saturno, como la Madre, es capaz de comerse al hijo envidiado para, con ello, obtener las propiedades envidiadas.

No hay terapéutica correctora ni tampoco inhibidora sobre la propiedad de la autodestrucción que es la ENVIDIA. Sólo el Suicidio acaba con la envidia.

La envidia hay que destruirla con la destrucción del ser humano envidioso. Ningún otro ser tiene la capacidad de envidiar, de sentirse "no elegido". Caín es un Individuo Humano odiado por lo que significa de inductor al suicidio.

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