En la jubilación de un gran amigo y compañero, Manolo Huergo (sentado, en el centro y con camisa amarilla (le dije:¡coño Huergo, la camisa que traes es amarilla, ¿no debiera ser roja?. ¡Coño, ye verdad y frunciendo el cejo sonrió).
Amigos y compañeros, compañeros y amigos.
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