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14 jul 2014

Tal te Ching

Tao te Ching
Lao Tse

Tao
1. No se puede conocer a Tao sólo hablando de Tao.
No se puede denominar con nombre humano este Origen del cielo y de la tierra Que es la Madre de todo.
Sólo aquel que se liberó de las pasiones terrenales puede verlo. Pero aquel que todavía tiene estas pasiones puede ver sólo Su Creación.
Por otra parte, aunque sean llamados por nombres diferentes
Tao y Su Creación son, en sustan- cia, Uno. Ambos son sagrados. Y el paso que existe entre éstos es la puerta a todo lo verdaderamente milagroso.
2. Cuando las personas llegan a saber lo que es bello, aparece también la noción de lo feo.
Cuando llegan a saber lo que es bueno, aparece también la noción de lo malo.
De esta manera existencia e inexistencia, lo difícil y lo fácil, lo largo y lo corto, lo alto y lo bajo permiten conocer mutuamente lo uno y lo otro.
Los diferentes sonidos, uniéndose, crean la armonía. De la misma manera, lo anterior y lo siguiente van uno tras otro armoniosamente.

La persona sabia prefiere la no acción y permanece en el silencio. Todo pasa a su alrededor como por sí mismo. Ella no se siente apegada a nada en la Tierra. No se apropia de nada hecho por ella y después de crear algo, no se enorgullece de esto.
Puesto que esta persona no se ensalza, no alardea y no exige respeto especial de los demás, resulta agradable para todos.

3. Si no vamos a ensalzar con elogios a unos supuestos escogidos, no habrá envidia entre la gente. Si no vamos a exhibir tesoros materiales, no habrá ladrones. En otras palabras, si no vamos a poner a la vista los objetos de las pasiones, no habrá tentaciones.

Un gobernante sabio no crea tales tentaciones para el pueblo, sino que se preocupa de que las personas estén bien alimentadas. Esto elimina las pasiones y fortalece la salud de los súbditos. Sí, un gobernante sabio siempre se esfuerza para que la gente no tenga tentaciones y pasiones y para que las personas profundamente viciosas no se atrevan a actuar.

La ausencia de todo lo mencionado trae la tranquilidad.
La quietud de la mente y del cuerpo, lo que también implica la detención del flujo de los pensamientos. Esto permite aprender el arte de la meditación y desarrollarse como una conciencia.

(El que percibe la palabra no acción con dificultad puede reemplazarla mentalmente con la palabra meditación al leer este texto).

Aquí se trata del silencio interior, llamado hesiquia (o hesichia) en griego. De allí, se originó el hesicasmo, una antigua corriente del misticismo cristiano
(pueden encontrar más detalles en el artículo Práctica del Hesicasmo Moderno, de Vladimir Antonov).

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