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16 oct 2013

A Eugenia.



Fue nacida por su madre. Su cabeza nos parece que es grande y no la sostiene bien, decían sus padres. Su pediatra decía que "no le parecía". Además, mira hacia abajo, me decían dos personas jóvenes, ella llevando en sus brazos a su hija de un mes de edad. Él, con su  brazo izquierdo sobre el hombro izquierdo de ella, les apretaba contra su pecho, mientras sus ojos vidriosos, clamaban ayuda, ayuda silenciosa.

Así conocí a Eugenia, a sus padres, a una familia que comenzaba a germinar en un erial social, frío, inhóspito con los recién nacidos, hijos y familias. Ha sido hace muchos, muchos años, cuando mi juventud estaba Florida, llena de colores, buscando ser atraída por una Sociedad que siempre me ha sido esquiva. Siempre me había sido esquiva, y me sigue siendo, no es esquiva, sino hostil. Y, no hostil pasiva, sino activa, una Sociedad que reconozco no como tal sino como Población, por el hostigamiento al que me ha sometido y somete. Hostigamiento que reconozco como de acoso y que aún no ha conseguido derribarme. Cuando me derriba, no podré anotarlo en mi diario y, probablemente, no será anotado en ningún otro diario. Haber caído en el abismo de la No Historia. No haber caído en el olvido, sino en el No haber sido.

Bueno, mi estado emocional me invita a mirar al frente y buscar entre los Individuos Humanos, aquellos con los que pueda comunicarme. Mi continúa inquietud no es más que el intento de encontrar como comunicarme, como escuchar y ser escuchado.

Eugenia hoy es una mujer independiente totalmente.

La tomé en mis brazos, asiendola por sus axilas. Su cabeza se le iba hacia atrás, por lo que se la poyé sobre mi hombro derecho. Su mirada era estrábica; un ojo se le iba fuera de mi, mientras el otro me seguía; sentí que, a parte de sus padres, había otra persona, alguien que deseaba hablarle y a la que entendía en sus primaria lengua gestual.

Se la devolví a su madre y, mientras ella la sostenía en sus brazos, la exploré. Efectivamente, su cabeza era de una talla superior a la que le correspondía y su fontanela, la ventana de la cabeza que tenemos al nacer, aprecié que su latido, que su vida, era intensa y regular. El diagnóstico clínico era de "Hidrocefalia" hipertensiva, es decir, la que no es consecuencia de una lesión en las arterias del encéfalo y, por ello, de la corteza cerebral.

En aquellos tiempos mirar dentro de la cabeza, no era posible. Fue posteriormente cuando la aplicación tecnológica del desarrollo matemático hecho cien años antes, lo hizo posible. Tal desarrollo tecnológico, genéricamente es denominado imagen de reconstrucción por cálculo, primero a través del uso de los RX, como fuente de energía y, posteriormente, la onda sonora y radiación electromagnética.

Les expliqué lo que significaba la cabeza grande, sus causas probables y el tratamiento posible.

Les dije que, probablemente era causada por una obstrucción en la circulación del líquido Cefalorraquídeo. Obstrucción que, podía ser debida a una malformación o a una infección por toxoplasma.

Fuera una u otra la causa, la actitud era la inmediata intervención, consistente en la colocación de un tubo entre las cavidades, o ventrículos, del encéfalo (que producían líquido con independencia de la presión o circunstancias metabólicas) y la sangre de las venas, salvando con ello el obstáculo que se lo impedía. Una vez resuelto este paso, procederíamos a estudiar el motivo, o naturaleza del obstáculo.

El tubo a utilizar tenía que tener un dispositivo que permitiera pasar el líquido, sin extraer más cantidad que la necesaria para mantener la presión dentro del cráneo. Presión Intracraneal Mínima Nacesaria para una adecuada circulación de la Sangre. Si se baja la presión referida la circulación de la sangre en el encéfalo sé para y se "asfixia" este, siendo más intensa y extensa a nivel de la parte del mismo conocida como "corteza cereabral", donde se desarrollan los trabajos que podemos denominar "intelectuales", así como los instrumentos que estas utilizan para comunicarse con el propio Individuo, como para comunicarse con todo aquello que no es tal.

Conocer que tubo válvula do, o válvula, debiera insertarle necesita de hacer el cálculo de la llamada "presión de cierre" mínima necesaria a la que se tiene que abrir y cerrar.

En aquel tiempo ya tenía desarrollado la fórmula matemática y la metodología para calcularla tomando como magnitud la "tensión Intracraneal, o presión Intracraneal". 

La metodología de la toma de la tensión Intracraneal a nivel epidural la tenía perfectamente controlada. La toma de la tensión Intracraneal a nivel epifontanelar, la tenía en curso, aunque, muy avanzada; la estaba cerrando.

En la fotografía el dispositivo que había diseñado se colocaba pegado al cuero cabelludo a nivel de la fontanela. Dos años más tarde una empresa de Suecia copió el dispositivo y lo puso a la venta. Actualmente se sigue utilizando. El Hospital General de Asturias desoyó mi petición de patentarlo. Yo no lo hice, al igual que otros, por trabajar para el Centro y no para mi.

Esta minusvalía que discapacita a nuestros empresarios y políticos, aún persiste y, mientras la ciudadanía no tenga educación, persistirá. El esfuerzo ético de algunos, frente al esfuerzo de inmoralidad de otros, espero que continúe.

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