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23 oct 2013

Lughonia, lughones y neanderthales.

Llevo un tiempo hablando de los lughones de Lughonia y del Oriente de Asturias, del medio donde se encuentra la llamada población del Sidron.

Me voy yendo hacia los pasos de mis antepasados  paternos. Decía como los Mazures, o habitantes de Mazuren. En la ladera norte del monte Naranco, al sur-oeste de Llanera. Digo que hablaba de sus primos del Oriente pelirrojos y de ojos azules, platónicos, o de anchas espaldas (Antxón me dieron en llamar cuando Augusto Pérez, no debía de hacerse presente). Hoy leo la noticia que sigue en El País. No había pensado llegar más hace abajo del siglo III AC, pero parece ser que lo tendré que hacer. He de encontrar la sima evolutiva que me acerca al llamado Neanderthal. ¡Ay Llanera!. Luego, padre, decías que no te olvidara.

Centro del Neandertal de Piloña, Museo del Sidrón, del estudio coruñés Pablo Gallego Picard.
Los neandertales ibéricos que vivieron en Asturias hace unos 50.000 años eran diestros en su mayoría, practicaban el canibalismo, y también conocían el arte rupestre. Además, algunos podrían ser pelirrojos. Todo ese conocimiento y mucho más se ha obtenido del estudio sistemático, todavía en marcha, de los restos esqueléticos y las herramientas halladas en el yacimiento de la cueva de El Sidrón, descubierta hace menos de 20 años. Y gran parte del mérito de situar este hallazgo entre los yacimientos neandertales más importantes es de Javier Fortea, su primer director, al que va dedicado un gran libro sobre la historia y resultados de las excavaciones en la cueva de El Sidrón y otros muchos temas de paleontología y arqueología.
Hay que recalcar que El Sidrón es un yacimiento difícil de explorar, muy distinto de otros de neandertales. La entrada es muy angosta, la temperatura interior es baja y la humedad altísima. Por eso la labor de Fortea y su equipo para adecuar el yacimiento para su estudio científico no fue fácil desde el principio, aún con el continuo apoyo económico dado por el Gobierno de Asturias.
Los neandertales, robustos y con gran capacidad craneal, coincidieron en Europa durante miles de años con el Homo sapiens, la única especie humana actual y su conocimiento es de gran interés para conocer la evolución humana. No se sabe, por ejemplo, por qué se extinguieron ni hasta qué punto cohabitaron con los sapiens y se influyeron mutuamente. Tampoco se sabe exactamente como confluyeron en El Sidrón tantos restos fósiles, posiblemente arrastrados a lo largo del tiempo por el agua desde otro lugar. Sin embargo, en una galería hay pinturas rupestres posteriores.
El libro homenaje a Fortea, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo hasta su muerte en 2009, lo publica la universidad con Ménsula Ediciones y reúne 34 estudios científicos sobre los diversos temas a los que Fortea dedicó su esfuerzo investigador, aportados por sus colegas, los miembros de sus diferentes equipos de investigación y sus discípulos, repartidos por el mundo.
Antes de ser el primer director del rico yacimiento de fósiles de la especie humana neandertal El Sidrón, Fortea (nacido en 1946) ya era de sobra conocido como investigador de referencia mundial en el arte paleolítico. Desde el año 2000 sentó las bases de la buena organización del yacimiento para su estudio sistemático, como señalan Marco de la Rasilla, actual codirector del proyecto de investigación y coordinador del libro, y el especialista en paleobiología Antonio Rosas. Esta buena organización ha permitido, entre otras cosas, contribuir a la reconstrucción del genoma neandertal, como pone de manifiesto el experto en paleogenética Carles Lalueza Fox, tanto en el libro homenaje como en su volumen Palabras en el Tiempo (Editorial Crítica), que narra de forma divulgativa este importante esfuerzo. Además de los citados, participan en el libro homenaje los principales expertos en arte paleolítico de Francia, España y Portugal y arqueólogos especialistas en todos los periodos históricos.


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