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3 oct 2013

Campesino:hechos y no decires.


Como campesino que soy, del cultivo de la tierra vivo. No soy mercader, que de lo cultivado por otros vive. No conozco saco en mi poder, sólo la hazada que un día mi padre pasara y que mis hijas un día quiera y deseara, tomaran. No soy bárbaro del norte, sino culto del sur romano. Desde las altas torres miro, nunca desde las puertas acecho. No tengo enemigos porque nada de otros deseo, salvo de ellos la palabra escuchar atento. Prefiero sentir la soga en mis manos que seguir graznidos que descuiden  mi regreso a Ítaca.

Recordaréis a Lughio. De el os diré que loa había dejado dudando si seguir los graznidos de Valbona o regresar a Lughonia. Os digo que desoyó aquellos y llegó a tiempo par defender a los suyos, con la palabra, desde la atalaya de La Corona primero y desde Villabona después, pasando por encima de la Talanquera de Lughonia.

Digo, sobre lo hasta hoy anotado y dicho:

"Tamtum valet auctoritas cuantum rationes". Es decir, la autoridad viene dada por las razones aportadas.

"Aliquando dormitat bonus Homerus". En nada desdice la autoridad ni tampoco la desautoriza un desliz, o error.

 De todo lo anotado y anote puedo decir que ha sido pensado y pensaré. Por juicioso y serio me he tenido y seré, lo prometo. 

or ser nota, desliz podré tener en la forma y error en el fondo. Si puedo decir y diré, que si será error y no ignorancia el fondo. Nunca por intención será, sino más bien desatención al escribir, ya que tantas son las cuestiones que ocupan mi vida que algunas se suben a la grupa de otras y, con más frecuencia que aquella es mi deseo sea, corren más rápido que mi diestra mano. Hago por que mi mano siniestra frene y corrija la diestra, pero ello no obsta que lo consiga tantas veces como quisiera. Que mi afán quisiera fueran todas, pero que entre todas y algunas, en ocasiones hay más  distancia de la que deseara.

Las notas son las piedras graníticas que dejó en el camino, como aviso de haber pasado por el sitio en otras ocasiones, y aunque las circunstancias repetirlas no quisiera, las piedras me lo adviertan como signo de buen agüero.

Gusto de silencios y no de graznidos. Y, aunque otros en mis silencios oyen graznidos, son estos los suyos y nunca lo serán míos.

La palabra no es en mi graznido, aunque en otros lo sea.

Ahora bien, que otros confundan sus graznidos con mis palabras, debilidad es la de ellos por mis palabras que no son de ellos, sino propiedad que es mía.

La palabra es mía, como persona que soy.

Graznido es de aquel que de mi se arroba, siendo individuo y no persona.

El tiempo pasa y desnudo queda quien arrobado malvivió en la espera de ser querido por ser erguido y no por reptante ser nacido.

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