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26 jun 2014

Recordando a Rosa de Luxemburgo, 1913

La acumulación del capital
Rosa de Luxemburgo

Primera Parte:

Rosa de Luxemburgo.




El problema de la reproducción
Capítulo I
Objeto de esta investigación


Entre los servicios imperecederos prestados por Marx a la economía política teórica figura su modo de plantear el problema de la reproducción del capital social en conjunto. Es significativo que en la historia de la economía política sólo aparezcan dos intentos de exposición exacta de este problema: en sus comienzos, el del padre de la escuela fisiocrática, Quesnay, y al final el de Carlos Marx. Durante el periodo intermedio, el problema no deja de preocupar a la economía política burguesa, pero ésta, con todo, no llega siquiera a planteárselo en su pureza, separado de los problemas semejantes que con él se cruzan, ni mucho menos a resolverlo. No obstante, dada la importancia fundamental de este problema, cabe afirmar hasta cierto punto que sólo teniendo en cuenta estos intentos es posible seguir en general las vicisitudes de la economía científica.
¿En qué estriba el problema de la reproducción del capital total? Reproducción, en el sentido literal de la palabra, es sencillamente producción nueva, reiteración, renovación del proceso de producción. Y a primera vista, parece que no se ve por qué ha de ser necesario distinguir el concepto de la reproducción de la producción para todos comprensible, ni por qué ha de emplearse para designarlo una expresión nueva y desconcertante. Pero, cabalmente, la repetición, la renovación constante del proceso de producción, nos brinda ya de por sí un elemento de importancia. En primer termino, la reiteración regular de la producción es el supuesto y fundamento general del consumo regular, y por tanto la condición previa de la existencia cultural de la sociedad humana bajo todas sus formas históricas. En este sentido, el concepto de la reproducción encierra un elemento entrelazado a las formas de la cultura. La producción no podrá reiterarse, no seria posible la reproducción, si como resultado de los periodos de producción anteriores no quedaran en pie determinadas, condiciones previas, materias primas, fuerzas de trabajo. Pero en las fases primitivas de la civilización, cuando el hombre comienza a dominar la naturaleza exterior, esta posibilidad de renovar la producción depende en mayor o menor escala del azar. Mientras la caza o la pesca constituyen la base principal de la existencia de la sociedad, la reiteración regular de la producción se ve frecuentemente interrumpida por períodos de hambre general. En algunos pueblos primitivos, los requisitos para que la reproducción sea un proceso regular reiterado encuentran desde muy temprano expresión tradicional y socialmente obligatoria en ciertas ceremonias de carácter religioso. Así, según las minuciosas investigaciones de Spencer y Gillen, el culto totemista de los negros australianos no es, en el fondo, más que la tradición cristalizada en ceremonias religiosas de ciertas medidas reiteradas regularmente desde tiempos inmemoriales para la adquisición y conservación de sus elementales medios de vida. Pero sólo el cultivo de la tierra, la utilización de los animales domésticos y la ganadería para fines alimenticios hacen posible la alternativa regular de producción y consumo que constituyen la nota característica de la reproducción. En este sentido, el concepto de la reproducción encierra algo más que la mera reiteración, implica ya un cierto nivel en el dominio de la naturaleza exterior por la sociedad, o, dicho en términos económicos, un cierto nivel en la productividad del trabajo.
Por otra parte, el proceso de la producción es, en todos los grados de la evolución social, [...]




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