Nos repugna, es verdad, considerar al nacimiento una cala mudad: ¿acaso nonos han inculcado que se trata del supremo bien y que lo peor se aitúa al final, y no al principio, de nuestra carrera?. Sin embargo, el mal, el verdadero mal, está detrás, y no delante de nosotros. Lo que a Cristo se le escapó, Buda lo ha comprendido: "Si tres cosas no existieran en el mundo, oh discípulos, lo Perfecto no aparecería en el mundo...". Y antes que la vejez y que la muerte, itúa el nacimiento, fuente de todas las desgracias y de todos los desastres.
Se puede soportar cualquier vedad por muy destructiva que sea, a condición de que sea total, que lleve en aí tanta vitalidad como la esperanza a la que ha sustituido.
Es mi deseo que os provoque y lleve a su lectura. Yo no tengo ese inconveniente ya que no nací, sino que me nació Marina.
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