En atardeceres de septiembres, De pié miraba donde allá abajo estaba su palacio deseado. Ramiro se preguntó siempre ¿porqué los nobles de Asturias, los de Oviedo, no lo habían elegido rey?. ¿ Porqué habían alentado a su hermano Alfonso, a apartarlo de su deseado trono enviándolo a Galicia?. Y, ahora, habiendo hecho ciego y encarcelado a su odiado cuñado, se decía: ahora me veréis siempre sobre vuestras cabezas, desde aquí, bajo la protección de la Madre del Señor, la Elegida por Él, me recordaréis por no haberme elegido rey de los Astures.
Odió a su hermana por ser madre y a su cuñado por dar descendencia. Más a él solo le quedó como resignación, adoptar a su hijo Ordoño. Y, para hacerlo suyo, obligole a renunciar a su padre, traicionándole al frente de sus leales nobles gallegos.
El río se llenó de sangre de traidores corriendo sobre la que el noble rey elegido había dejado defendiendo a su pueblo, por el honor de hacerlo.
Pasaron los años y su hijo dio un paso más adelante para defender el honor ofendido del rey elegido y maravillado por aquel que le arrebató el trono y que quiso torcer la terca Historia diciendo de él lo que no había sido. Usurpador fue quien cobardemente mutiló al elegido.
Ramiro, los astures no olvidamos que tu usurpaste el trono a Sanz el Elegido. Y a su hijo quisiste tener como tuyo. Felón has sido. Felón eres y la Historia no olvida a quien Elegido por Su Pueblo ha sido.
Asturianos, recordemos a Sanz, Nepociano, que fue El Elegido, ante Santa María en el Naranco, donde el Usurpador ha sido.
Ordoño, en el río traicionaste al Rey Elegido. Ordoño, en el río has muerto, como cobarde has sido.
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