Buscar en este blog

12 jul 2014

Abelardo, Bernaldo, Bernardo



 Abelardo, Bernaldo, Bernardo.



Cuando leo a Abelardo y, cuando leo el epistolario de Abelardo con Eloisa, no dejo de recordar la historia del Conde Palatii de Alfonso II de Asturias, San Díaz, y de la hermana del Rey Doña Jimena, su matrimonio en nocturnidad, y el nacimiento de Bernaldo al que se trocó en Bernardo para ocultar su identidad y, al que se le conoce como Bernardo del Carpio y a cuyo linaje se le conoce como "Bernaldo de Quirós"

Cuanto puede ser Abelardo de Bernaldo, teniendo en cuenta a Alfonso II y la interpretación trinitaria, así como al francés Carlomagno con la misma.

Cuando recuerdo y leo la vasta documentación del matrimonio frustrado de Augusto con Amalia por su familia, ambos solteros, para conseguir casarse tras enviudar ella, a pesar de la renovada oposición de la familia de ella. La documentación epistolar entre ambos mientras ella estaba casada y él soltero, así como la habida entre ellos cuando estaban casados y, a la vez viviendo distantes. Las referencias a sus hijos Augusto, trocado en Jose Manuel, y Josefa. Las reuniones ocultas con su hijo en su casa de Villabona y los temores por la vida del niño y por la suya propia en relación con la familia de Amalia. El anunciado temor de Amalia por su vida y la su hija Josefa en el mes de agosto de 1936, por los enloquecidos acontecimientos que se estaban dando en Madrid. "Recoge a Augusto y venid, nos marchamos fuera de España, tengo contactos en Cádiz para podernos marchar"; no era temor por los acontecimientos de Madrid, sino que estos facilitarían el ocultamiento del asesinato de su hija y ella, ante tanta confusión y violencia, ellas solas en Chamberí. El comunicado que la policía del distrito de Chamberí le envía a Augusto: "su esposa e hija han sido asesinadas por las hordas comunistas. Sus cuerpos han sido hallados en bidones llenos de brea y con dos tiros en la frente el 30 de Setiembre de 1936"

Augusto, hijo, moría el 25 de julio de 2012 tras ser agredido violentamente en su cabeza. Sus cenizas no me fueron entregadas, ni tampoco comunicado la agresión ni la muerte. A pesar de ser agresión, la médico forense que certifica su muerte no lo comunica al juzgado.



No hay comentarios:

Publicar un comentario