El envejecimiento de la población y su deplorable estado de salud, hace que la "insuficiencia muscular" destroce sus vidas.
Los médicos no somos competentes en salud sino en enfermedad, por lo que tratar de hacer diagnóstico de enfermedad en un estado de salud, acarrea la no asistencia social.
Laas consecuencias del envejecimiento muscular pasan por un trastorno de la postura, estática y dinámica, que producen una "insuficiencia ventilatoria" de consecuencias dramáticas individuales, familiares y sanitarias.
El ingreso casi semanal de un paciente por "quedarse sin fuerzas", con estudios complementarios "normales", imposibilitan al médico diagnosticarle de una enfermedad y ponerle el tratamiento de ésta.
La necesidad de una asistencia fisioterápica (para ello estan los fisioterapéutas con el diagnóstico, indicaciçón y control de médico o, mejor "salubristas", no públicos (Salud Pública), sino salubristas " "privados" (Salud Privada, Individual y Familiar, ya que la Social, o Pública la tenemos). Hemos educado fisioterapéutas para asistir enfermos y, no hemos fornmado médicos salubristas individuales y familiares.
Capítulo 2.3. Insuficiencia
muscular respiratoria
Gómez Rubí J.A., Gómez Company
J.A.
1. Introducción.
Desde el punto de vista
funcional, el aparato respiratorio puede considerarse formado por dos elementos
fundamentales: 1) un intercambiador de
gas (el pulmón) que permite la captación por la sangre del oxígeno
atmosférico y la eliminación del carbónico y 2) una bomba muscular que se encarga de renovar continuamente el aire
contenido en el intercambiador, para que mantenga una composición óptima y en
todo momento la transferencia de los gases se adecue a las necesidades del
organismo. El mal funcionamiento de alguna de las partes de que están
constituidos estos dos componentes puede provocar fracaso respiratorio. Aunque
la mayoría de las veces se acaban imbricando ambos elementos, resulta útil en
la práctica considerarlos por separado, por su diferente repercusión sobre el
intercambio gaseoso: el fallo de
cualquiera de las partes que constituyen la bomba muscular imposibilita la
captación del oxígeno por la sangre (hipóxia) y la eliminación del anhídrido
carbónico (hipercapnia), abocando al cuadro de insuficiencia respiratoria que
BATES y CAMPBELL (1) denominaron de "tipo II". En cambio, en sus
etapas iniciales, el fracaso del pulmón
("tipo I"), se acompaña de descenso de oxigeno, con CO2 normal e
incluso bajo (hipoxia e hipocapnia). Volveremos mas adelante sobre estas
diferencias. Por ello, el fallo agudo de la bomba representa siempre una
amenaza vital, que demanda adoptar decisiones inmediatas "in situ",
muchas veces sin esperar resultados de pruebas complementarias la llegada al
Hospital.
La bomba muscular respiratoria
exige el funcionamiento coordinado de diversos componentes, desde el impulso
central generado en los centros bulbares y transmitido hasta las fibras
musculares a lo largo de un intrincado camino, hasta la estabilidad de la caja torácica y la cavidad pleural, pasando por
la permeabilidad de las vías respiratorias superiores (2-3). El fallo de
cualquier de ellos puede desembocar en un compromiso homogéneo del intercambio
gaseoso, pero la expresividad clínica y los aspectos diagnósticos y
terapéuticos muestran peculiaridades para los diferentes síndromes que se
agrupan en torno al fallo de bomba
respiratoria. Dentro de estos, cada día está recibiendo mayor atención el
síndrome de insuficiencia muscular respiratoria por distintas razones, que
justifican sea considerado como una entidad clínica diferenciada:
Los
músculos respiratorios, al igual que el corazón, tienen el carácter de órgano
vital: su
compromiso agudo adopta la mayoría de las veces la categoría de emergencia, que
debe ser tratada de inmediato
Se afectan en situaciones tan
diversas como los problemas respiratorios agudos o crónicos, desnutrición o
distintas alteraciones metabólicas, insuficiencia cardiaca, drogas de uso tan
frecuente como los esteroides, etc. Igualmente, son los determinantes de mayor
importancia para la posibilidad de desconectar la ventilación mecánica en
pacientes que han sufrido cualquier forma de fracaso respiratorio.
Cuando
está comprometida su función, la expresividad clínica es inespecífica y muy
diversa, existiendo casos de diagnóstico obvio frente a otros que exigen una
buena dosis de sagacidad por parte del clínico.
La mayoría de las pruebas que
intenta valorar su función son de difícil aplicación a la cabecera del enfermo
o ofrecen resultados inseguros. Tal vez tenga algo que ver con esto que la
mayor parte de la experiencia recogida en la literatura, procede de modelos
animales o estudios sobre sujetos normales, difícilmente extrapolables a la
clínica humana (4).
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