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13 jul 2014

Pinocho PP, CIU, ....



La mentira tiene vida.
La existencia de una batalla en Clavijo con la ayuda de un Santiago Matamoros, ha sido la mentira de Ramiro para eludir su subida al trono del reino de Asturias matando al Conde San Díaz, Nepociano, legítimo, o casto rey por cuanto había sido elegido por el Consejo de Nobles, sabedores de lo común, o política- (hoy sería elegido por el pueblo).
La mentira aderezada por los ingresos que el recién liberador peregrinaje a Santiago pasando por San Salvador, daba. Y está con la ayuda de dar muerte a salteadores de caminos que quitaban el dinero a los señores feudales con sus derechos de paso, que hizo extender su "bien hacer" como "el señor de la vara"

Aún sigue la mentira que un día estallará en las manos de la población española que no deja de contemplar como hincha la "burbuja" santiaguina sin darse cuenta que la elasticidad de dicha burbuja se acerca al límite de la fractura.

La mentira anglosajona conocida como "la España negra", aunque solapada, aún persiste. Para Felipe II fue una buena disculpa sobre su mal oficio.

El sabotaje del barco Maine por su mismo Estado USA, disculpó el robo de USA de Puerto Rico, Cuba. Filipinas, Guam, etc.. A la vez, justificó el mal oficio de Isabel y los republicanos. Y, a la vez, justificó la alta traición de los españoles de Cuba, ricos, no por su destreza, sino por el esclavismo con USA...

La mentira de USA para entrar en la I y II Guerra. Hacerse con el Conocer de Europa, refugiándoles a ellos, al dinero judío y nazi.

La mentira USA en Iraq

La mentira de los indecorosos miembros del Ejecutivo actual para ocultar su latrocinio.

El acercamiento entre CIU al PP dos días antes del afloramiento de otro robo de la familia Pujol....


OPINIÓN

Pinocho

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el sábado en El Escorial. / ZIPI (EFE)
No es Lenny Bruce haciendo juegos malabares con la semántica y retorciéndola para dinamitar convenciones, utilizando el sarcasmo como arma de corrosión, provocando al público y enfureciendo a los policías que esperaban a que el deslenguado yonqui cruzara el límite de la obscenidad verbal para entrullarlo. No es un humorista transgresor. Es un profesional de la política con potestad legitimada por las urnas para dirigir una nación. Se llama Mariano Rajoy y lo que ha dicho tiene voluntad de seriedad, no es un chiste surrealista, no le crece la nariz al soltar sus delirantes e impunes mentiras.
Dando ejemplo a los loros de su Gobierno, que repiten hasta lo grotesco la falaz consigna de que la tormenta ha finalizado (la lógica asegura que habrá un momento en el que dejará de llover, pero también que la mayoría de los que han sufrido la inundación jamás podrán recomponer el techo de su casa) y que a partir de ahora hasta los más tirados verán atenuada su desdicha, serán felices y comerán perdices, Rajoy prescinde de la inútil vergüenza, reniega de los agoreros, pesimistas y extremistas que se niegan a brindar con ellos ante el advenimiento del Mesías. Asegura haber enderezado el rumbo económico preservando el Estado del bienestar, también poseer un sistema como casi nadie en el mundo y que funciona mejor que nunca, que está construyendo un mañana de seguridades y la inmensa mayoría de los españoles se siente orgullosa de su gran país. Y no le pasa nada por soltar sin sonrojo estas audaces e impresentables mentiras. Y los colegas le aplauden y le jalean como en las farsas más cochambrosas.
Si escuchar las satisfechas barbaridades del timonel del reino provoca sensaciones indeseables, tampoco el discurso previsible de los que aspiran a pillar la jefatura de la oposición invita a soñar a ningún parado medianamente sensato. Cómo no entender que mogollón de gente hastiada haya votado a los neófitos de Podemos. No parecen contaminados, todavía no les ha dado tiempo. Por el momento solo son etarras, castristas y chavistas, jura la calumnia rijosa, la escoria con atributos. Y palestinos, añadirán pronto. O sea, exterminables. Sin el menor problema.

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