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30 abr 2013

El Pendón Real no ha nacido quien lo tomara.


El Pendón Real nadie osará tomar. Y si lo intentara, por Dios que feneciera en manos de este fiel que en Asturias naciera.

Mientras su cuerpo se inclinaba hacia delante, su mano derecha extendía sus dedos para apoyarse en la mesa y su brazo izquierdo se flexionaba rotando hacia dentro.
A su derecha la mujer que comprometió su vida para acompañarle en la suya. Su cabeza se le va hacia delante y mira hacia la mesa, a la vez que su cuerpo se dobla por la cintura yéndose hacia el hombre, ya resentido de su postura para complacer al poeta premiado. En la complacencia no está la sonrisa complaciente sino el rictus que la simula. No puede fruncir los labios sino abrir la boca en señal de bastón con el cual buscar apoyo.

Tiene rota la postura. Ya no es uno, sino varios. Lo que nunca ha sido. Ya no gesticula. Ya no guarda compostura. Jade valerse de los fieles que le ayudan. A superar la empinada cuesta de la vida que siente ya le es dura.

No dude un momento, Señor. Sus fieles le ayudan. Y le ayudaran a ganar la batalla de una guerra que ya dura. Nunca su Pendón será tomado mientras este fiel tenga montura. Nunca  nadie le dará alcance. Nunca, Señor, nadie, sino Usted, tomará por las crines su montura.

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