El brote de difteria no tiene nada que ver con haberse o no vacunado el ciudadano niño de Barcelona. Al igual que ha pasado con el virus del río Ébola, el accidente del avión España-Alemania y del avión en Sevilla, es un problema de "documentación sanitaria" cuya causa se encuentra en la minusvalía discapacitante que padece la ciudadanía en general y, en particular, de aquella ecónomo del procomún, o intitulada "política".
Una adecuada documentación sanitaria no hubiera hecho posible tales situaciones "no graciosas", que no "desgraciadas".
Estoy leyendo que una medida "preventiva" para evitar la contaminación de la difteria será el dotar de "tarjeta sanitaria" a los ciudadanos que irán de acampada al lugar en el cual estuvo el niño "agredido" con difteria.
No es broma esta actitud que pretenden tomar los "políticos" sanitarios. No es broma sino ignorancia de consecuencias devastadoras, no puedo pensar que es sapiencia intencionada de canibalismo por parte de esos individuos.
Que se estén dando millones por hacer un "programa informático" para jugar con la información de pacientes de un hospital, en tiempos en los que consideramos pasada la historia "provinciana" de Vetusta, cuanto menos no me consuelan las lágrimas que nublan mis ojos.
Estos individuos "políticos" siguen pensando que la solución pasa por llevar una medalla en el cuello con el grupo sanguíneo y si es alérgico al polvo. Pero, ¿en qué aldea perdida residen?. Me atrevo a decir que Don Leopoldo ni Don Armando están descarriados por estos hechos por ellos anunciados no hace tanto tiempo.
Se le echa la culpa a la enfermera, al piloto, al padre del niño. ¡Y se quedan tan tranquilos!. La tranquilidad del imbécil y de la fanfarria que le acompaña al alba, claro.
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