Entonces y hoy entendí que el Estado Nuevo, no Repuesto, debía ser un Estado Feudal Inverso. Crear un Estado desde los distintos Pueblos de la España venida tras la batalla de Aljubarrota. Y, no un Estado Feudal, o creador de Pueblos, nacidos de los intereses de los neo-nobles nacidos a partir del Siglo XVIII, cuyo valor no era el Hombre unido a su Tierra, sino el Hombre unido a su Riqueza Casual, o Actual.
Cuando escucho los desvaríos intelectuales de aquellos que gobiernan España en sentido paternal a las Autonomías (central->periferia). Y, cuando escucho el mismo discurso de aquellos que gobiernan las Autonomías, no Pueblos y menos Naciones, en sentido paternal a España (periferia->central).
Digo, y a parte, que ambos con el mismo discurso y, con un discurso que, técnicamente hablando, se corresponde con una concepción FEUDAL. Tanto es así, que, en ocasiones, unos piden ser Reyes y otros serlo Duques.
Una sombría intelectualidad se deja ver como sombra de estos personajes del guiñol de la política de españa. Mientras esta sombra se alarga, los cipreses de la intelectualidad real de España, se acortan en el sepulcro de la Nación España, un tiempo con vida serena.
Cuando leo la Crónica General de España de Alfonso X, mis cobardes lágrimas me abandonan avergonzadas de haberme dado vida en otra hora luz que hoy reconozco sólo era una vida que ocultaba las vergüenzas de mi cobardía.
Augusto. Fanfarronea y di que acudirás presto a la cueva longa a tomar de Bernardo la espada Durendal que en otro día de gloria para la España que nacía de Asturias, arrebató a Roldán haciéndole desistir de sus intentos de impedir tan glorioso nacimiento por parte de su señor, al que bien sirvió, Carlos I. Irás a por Durendal ya que a ti corresponde y no al que ha sido nombrado Carlos Emperador de Europa.
No seas cobarde y alza tu pié, cabalga con Durendal en diestra, con el cendal de nuestro estandarte entre los dientes y recta mano izquierda conduce a tu negro caballo, al frente de la España nacida de sus Pueblos y enrojecida por la sangre que sus hijos la regaron y, de la que su vientre amarillo nacen generaciones de sus pueblos amados, antes de ser nacidos.
Madre, nadie me dirá cobarde mientras España tenga memoria. Desde Luna hasta Urgell, escucharán la llamada "a unirse todos". Cristina, Señora madre nuestra, tu esfuerzo no tendrá fin mientras los nuestros vivan.
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