Punto.- Por punto se entiende el comienzo y el fin de un observable, la intersección entre el comienzo y el fin. Representa la intersección en sí misma con la propiedad de la interacción. Es, en sí mismo, el "objeto intermedio" de 'Azir, la "masa"de Higgs.
Y
Es lo propio, lo singular. Don Quijote, el que de la Mancha es y no ha sido. Don Alonso Quijano tiene de singular lo que el punto y, por ello, se le dice "ingenioso". Cuando conoces su historia sientes la necesidad de decirte que la conoces, nunca necesitas decirte que la sabes.
La línea es la intersección de dos puntos.
La forma es la intersección de dos líneas.
La figura es la intersección de dos formas.
La historia es la intersección de dos figuras.
La intersección de dos figuras es el negro que absorbe todo conocer, que no conocimiento.
Cuando uno siente conocer a Don Alonso dice de él "ingenioso" e "hidalgo", noble, cabal. Es en sí mismo el ideal de "persona a carta cabal" y, por ello, el alfa y omega que ansia quien de cruza con él en el camino, de aquel que es absorbido en su seso por la línea negra que entre el deseo y la realidad pierde con placer el juicio al formar parte del mismo.
Por el día gobierno Barataria y por el día lo hago del Mundo. Mis gobernados están al otro lado del espejo. Yo, su gobernador, siempre estoy del lado de acá del espejo.
En ocasiones veo que el espejo distorsiona mi figura y dice de mi quién no soy: "triste figura". Le replico en un eco infinito: "triste punto". ¡Ay de mi si fuera línea para aspirar a tener forma y con ella, al menos, sentirme y , por ello, ser figura con la que aspirar a ser historia, tener existencia, o sentirme sentido, que no amado. Pobre soy que no triste, tan siquiera, estoy.
Rufianes por doquier que separan, castigan la intersección que soy y a la vez pretendo ser, dictan leyes que separan y no leyes que unen.
¡Quiero ser línea y no punto!
¡Quiero ser forma y no línea!
¡Quiero se figura y no forma!
¡Quiero ser historia y no figura!
¡Quiero compañía y no soledad!
¡Quiero ser nada y no nulidad!
¡Quiero la desnudez y no quiero el vestido!
¡Quiero la nada y no el todo!
¡No quiero que no me desvistan, quiero no vestirme!
¡Ladrones de tristes figuras y de inexistentes historias!
Mi caballo es un rocín. Y si me lo queréis robar, no molestaros, para vosotros os doy a quien más fiel me compañó para que os de valor, aquel del que carecéis, pues para ello hay que nacer señor y no servidor.
Despidos de mi que de mi no queda ya ni el rocín que me queréis robar.
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