Difamador que vuelves por renovada envidia.

Después de cinco años vuelve quien difamo a quién le tendió la mano.

Ayer me visitó un Individuo que en otrora se jactaba de ser amigo para después reconocer su odio por mi. Ayer me visitó para procurar cubrirme con una capa de halagos. Pensé para mi que ya no reconoce en mi aquello que manifiesta hoy como halago, sino más bien su odio hacia mi se acrecentó en mi; la envidia se acrecentó y pretende robarme mediante el halago. Aún no ha pedido perdón por haberme robado. Guarda como reliquia aquello que me ha robado y, arrodillado se lamenta golpeando su pecho con su torpe mano diestra mientras dice es culpa, perdóname Señor por lo que hecho. Pero, dime como poder desvestirlo.

Yo le dije: desnudo estaba cuando me conociste. Me desvestiste pensando que mi piel no era propia. Ahora, con esta túnica que cubre mi cuerpo, es propia y sigues sin saber que nunca será tuya. Desgraciado, nunca sabrás que tu, como toda bestia, no usa túnica slguna, sino camisa de escamas grises para arrastrar tu cuerpo por el humus del y para el cual te han nacido quienes, sin quererlo lo han hecho, sin saberlo.

Como bestias, sin mirarse a los ojos te han engendrado, por lo que tu madre nunca sabrá quien ha sido tu padre. No hay memoria en ti, ni tampoco de ti a quien, sin querelo, has engendrado. Agraciado, que no desgraciado, has engendrado sin quererlo. Y por ello, no pidas, en tu deseo, que te reconozca quien has engendrado. Humus informe, lodo que a las bestias enriquézcase, de tantas vilezas.

Pretendes en vano a mi cuerpo con tu roma dada llegar. Del suelo no te elevarás y nunca en mi diestra la palma en mi verás. No soy mártir por tu amistad rechazar, nunca hidalguía alcanzara el que villano nació y villano morirá.