Buscar en este blog

25 nov 2013

Estuvimos en San Miguel de Villardeveyo.

Ayer asistimos mi hija Alejandra y yo a la misa por el abuelo, acompañábamos a diecisiete vecinos de la parroquia de Villardeveyo. El día era frío, muy frío. La lluvia gruesa no dejó de azotarse por el viento contra las paredes de la iglesia. El interior frío y oscuro se calentó por la presencia de todos.

Al terminar la misa, hemos rezado todos

«San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha.
Sé nuestro amparo contra la perversidad y las asechanzas del demonio.
Que Dios le manifieste en ti su poder, esa es nuestra humilde súplica;
y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, con la fuerza que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás y a demás espíritus malignos
que vagan por el mundo para la perdición de las almas.
Amén.»

Antes del Concilio Vaticano Era mandato rezarla al finalizar la misa. Después de este Concilio se puede rezar por devoción. Así lo hemos hecho, ya que a quien la rece recibe bendiciones y le libera del purgatorio; tanto a quien la reza como a su familia y amigos.

La iglesia de la parroquia de Villardeveyo del Concejo de Llanera, a la que pertenece la Casa de Villabona, tiene como patrono al Arcángel  San Miguel que, en hebreo, quiere decir "¿Quién como Dios?"

A modo que lo hace el pueblo de Israel en el Yom Kipur, ayer también hemos finalizado el festejo recordatorio con: “Miguel, príncipe de misericordia, orad por Asturias"


Recordamos que estando Josué cerca de Jericó, levantó los ojos y vio a un hombre quieto frente a él con una espada desenvainada en la mano. Josué se adelantó hacia él y le dijo: «¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos?» Más aquel hombre le respondió: «No, sino que soy el jefe del ejército de Yahveh. He venido ahora.»

Josué puso su cara sobre la tierra, le adoró y respondió: «¿Qué dice mi Señor a su siervo?»

El jefe del ejército de Yahveh respondió a Josué: «Quítate las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es sagrado.» Así lo hizo Josué.


Así hicimos recordando estar en el templo, o lugar de adoración a Dios Padre, en el día que hemos ido a recordar a su siervo Augusto, nuestro padre.


Tras dejar tras de nosotros el muro que une el lugar de Dios con los hombres, nos fuimos a tomar la comida en festejo, o agradecimiento a que Dios, nuestro Señor, permitiera reunirnos con el Abuelo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario