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10 nov 2013

Virus, el eslabón olvidado.

No me canso de repetir a las mujeres: No te quedes embarazada y, menos aún, no te embaraces. Embarazaos.

 Que no se quede embarazada y, menos aún, no la embaraces. Embarazaos.

Y, si me permite la emoción, le añado: No te quedes embarazado y, menos aún, no te embaraces. Embarazaos.


Hoy estuve reflexionando a cerca del proceder reproductor de los individuos, o partículas conocidas como "virus"

Luego hice una nota sobre como los individuos humanos mujeres se reprodujeron antes de hacerlo por colonización de los individuos humanos hombres. Téngase en cuenta que los individuos humanos habitaron la Tierra en tiempos diferentes y en lugares diferentes. La coincidencia en tiempo y espacio en la Tierra ha sido tras un largo periodo de existencia independiente.

Hice nota de los individuos humanos mujeres y lo mismo digo de hombres, por sí tengo que hacerlo por necesidad de claridad en la exposición.

También anoto que hago nominación de hombre y mujer y no lo he hecho de macho y hembra como, me parece obvio no tener necesidad de hacerlo.

Es momento y lugar para hablar de este hecho racional científico, que se enfrenta violentamente con la cultura creacionista primigenia del individuo humano protopersonal.

Deseo anotar, recuerdo que en anterior ocasión ya lo he hecho, mi placer primigenio por los interrogantes que producen las interpretaciones racionales, o de relación causal que siempre han abatido mi ánimo. Digo que mi abuelo me provocó a leer los trabajos del Inspector Maigret y a anotar las relaciones causales mediante saetas y no con espadas.
Debía terminar con un ejemplo novelado con actores que tenían nombre propio. Si el que tiene el gato es Gloria y quien tiene la tienda es Luisa, describe como sería la novela.

Este ejercicio de reflexión lo sigo haciendo hoy. Si el paciente en vez de ser gordo, roncar y ser albañil es una mujer vendedora en un comercio de textil y ha tenido dos hijos, ¿cómo se manifestaría el problema de este paciente?

Maigret siempre busca la causa y no parece interesarle el autor del crimen.

Bueno, pues sí uno me "metió en la cabeza" a G Simeon, me caso con Francisca, obsesiva con la obra de Ágata Christie. Así, mi corona lleva dos candados que impiden me reviente la cabeza. Y, se lo agradezco a los dos, me han ayudado mucho a entender la vida.

Tengo unas cuantas novelas escritas, unas cerradas y otras que no cerraré nunca, aunque sé que mis hijas lo harán por mi. Sólo una está cerrada e intitulada como "Biografía de una mujer consciente"

Todas tienen una base documental real y todas están noveladas. No me parece que puedan tener identificación por otra persona que no sea yo, aunque si su identidad ya que la base documental está ahí, no aquí, sino bajo 28 candados y las llaves dispersas en la profundidad del mar, no océano sino Cantábrico.

Una de estas, me la recordó el misterio del proceder reproductor de las partículas virales.

Puedo titular la novela como "Una vida, real o ficticia". La ficción de la vida que decimos virus.

Son estas notas de la primer acto.


Una mujer casada hace ser colonizada por un individuo casado para que dentro de ella se reproduzca y el producto reproducido utilizarlo para percibir una pensión a cambio de no hacer público que él es el individuo que la colonizó.

El producto reproducido, pasivo y desconocedor de la intención de mujer que le dice ser su madre. El individuo colonizador, testa a favor del individuo reproducido con dos condiciones: recibirá la herencia a partir del momento que esté casado por la iglesia en España y tenga un hijo 15 años.

Las condiciones son perversas, ya que sabe que es homosexual y estéril. Con estas condiciones pretende castigar a la individua colonizada. Se lo hace saber en una carta donde le dice: "tu hijo no es mi hijo legalmente, ya que tienes esposo y, por ello, tu hijo no puede ser mi hijo, llevar los apellidos, aunque yo lo quiera reconocer como hijo. Y, por sí acaso, he testado para que cumpla el requisito de tener un hijo y, como tu sabes, no puede tener hijos"

Adiós, amiga. Este que de ti nunca ha sido.

Esta carta está datada nueve meses antes de la muerte del colonizador por causas no definidas en el Acta de Defunción.

El producto resultante de la colonización.

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